Post aburridísimo

Parece que a mi necesidad de escribir le afecta seriamente el decremento en la carga de trabajo.
Estoy en la última semana del ciclo escolar. No voy a tener vacaciones. Tendré cosas qué hacer en el curso de verano que vamos a impartir. Pero no es lo mismo la interacción constante con los 150 moconetes a los que solía ver diariamente, a estar por ahora, la computadora y yo frente a frente.
Y no que no me sirva este mar de tranquilidad.
Ya preparé todo mi material, papelería y formatos a entregar en agosto. (Por si me vuelvo a dar en la madre con el carro, también preparé instrucciones claras y precisas así como ejercicios de todos los temas que voy a ver el siguiente ciclo escolar).
Es bueno adelantar trabajo. Pero siento un vacío inspiracional. Por las tardes no encuentro el placer de antes, de poder quejarme por el trabajal que tengo, pues no hay tal.
Tampoco me siento lo suficientemente cansada para irme a mi sillón y olvidarme del mundo.
Y ahora que Fefito se aburguesó y se metió a un gimnasio, me quedo peor.
Me he puesto a trabajar con Darío por sus problemas de lateralidad. Con Alex, para que mejore la letra. Y aún así me sobra el tiempo. Yo sé que suena envidiable, pero no lo es. Traigo el ritmo de siempre con menos trabajo que antes.
Quien guste, puede venir a grafitear mi casa, nomás para tener qué hacer.

Fiestas
Darío se gradúa el sábado de preescolar.
La madrina puede ir desde ahora preparando sus ropas de fiesta. Con pantalón mejor, porque va a ser en la cancha de fútbol de la escuela e imagino que habrá muchos mosquitos.
Estoy buscando un cd de la Orquesta Transiberiana como regalo de graduación, pero me temo que aquí no lo voy a conseguir.
Se aceptan sugerencias.

Burgueserías
En cuanto pueda les pego una foto de Fefé de “antes” y ya nomás que se ponga bien bueno, les mando la del “después”.
Esto me va a obligar a meterme a un gimnasio yo también, ¿verdad?
Eso pensé.
Más fiestas
Mañana la Sra. Rana entrará al hospital para dar a luz a su alebrijito, Jesús Manuel.
Ya le regalaron el chaleco antibalas, por si las moscas (sorry, mal gusto).
Y en cuanto se sienta bien, iré cámara en mano para tomar la primera foto publicable del gordo (ya va para los 4 kilos) y su madre.

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