De regreso.

Hacía mucho que no utilizaba mis pies en esta forma.
Realmente la pasé bien, conocí un poquitín de México, salí con mi amiguito Luis, pero soy incapaz de disfrutar las cosas cuando son gratuitas. Me pone incluso muy sospechosa.
Es decir, por qué mis jefes me inviertieron alrededor de $9000 pesos para llevarme a pasear? Falsedad de falsedades eso de ir a acompañar a las chicas del concurso. No las vimos en los tres días que estuvimos ahí.
Ella (de ahora en delante cuando me refiera a mi némesis le llamaremos Ella) anduvo de muy buena disposición. Excepto por querer alimentarme únicamente dos veces en el día. Y me daba tanto coraje que cuando llegábamos a comer, despúes de todo el día sin desayuno en la panza yo me daba vuelo: Tráigame un caldo tlalpeño, unos chiles en nogada, unos champiñones al ajillo y un pastel alemán por favor. Ah! y una coca light que la otra me cae pesada.
Fuera de ese detalle me la pasé muy bien.
Visitamos Teotihuacán, el Centro Histórico, Coyoacán... Nos subimos en el metro (qué maravilla de transporte... y por cierto, me prometieron agasaje y nada...) nos trepamos en peseras, perseguimos taxis, evadimos ambulantes prófugos y me quedé con tremendas ganas de regresar.
Ojalá sea pronto.
Pero me sigue calando esa espinita: ¿Por qué me llevaron de paseo? ¿Planean despedirme? ¿Liquidarme, como me dice mi jefe? ¿Qué quieren a cambio? ¡¡¿qué?!!

Me encontré a María Novaro en Coyoacán. Ya había tomado un taller con ella en alguna ocasión y qué emoción verla de nuevo.

Comentarios

Anónimo dijo…
Soy Miguelillo,te escribo desde el defectuoso esperando que vuelvas otra vez.
Deveras no te robaron nada? Ni te apretujaron en el metro? Qué pérdida!
Gracias Miguelito.
En cuanto tenga que regresar por cuestiones de "trabajo" te aviso para echarte una llamadita.

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