¿Quién te enrollará?
Se debe encontrar un cabo, perdido entre nudos. Un filamento que podamos seguir, por el cual comenzar a buscar.
- Doble lugar, doble lugar…
Resulta un poco difícil cuando ciertos recuerdos no tuvieron alguna significación vital.
El extremo del hilo que se busca suele estar enterrado de manera profunda y se mezcla con otros más.
- París, París… Madrid, Madrid… Berlín, Berlín… Ángeles sobre Berlín… París, París… París, Texas…
Se va enredando un poco más. Nos saltamos el nudo.
- Judith… Leni… Laura… Julie… ¡Julie!
Se encuentra un nudo flojo más adelante, pero luego habría que retroceder lo que dejamos atrás en un intento por avanzar.
Y la pregunta es: ¿avanzamos realmente? Ahora no tenemos una duda sino una y media.
Debemos regresar.
- París, París… Berlín, Berlín… Holanda, Holanda… Holanda… ¡Holland!
Hagamos un recuento:
- Agniezka Holland
- Julie
- Y un nombre doble que no hallamos.
Julie Delphi. Y el hilo se sale de las manos para alborotarse entre risas con un hilo más: Fefé insiste haber visto a Julie Delphi en una película pornográfica.
Todavía no tenemos el primer nudo.
La frustración flota en el cuarto.
Nadie habla de la influencia de la memoria sobre el hambre y el sueño.
Voy a morir de inanición o de insomnio sólo porque no puedo recordar un toponímico.
Me dejo llevar por el hilo en un súbito cansancio. Es la carátula de un video que nunca renté. Otro nombre doble y un niño tomado de la mano de alguien. Voltea hacia atrás. Oliver, Oliver. Así era.
Pero el primer nudo sigue torcido, y torciéndose más.
Me niego a utilizar mnemotecnias artificiales.
Google me guiña un ojo desde el monitor.
Me niego.
El hilo sigue frente a mí y me siento tentada a construir una horca para dos que tres regiones mentales que no están haciendo su trabajo correctamente. El nudo me lo impide.
Quince minutos de película. Corte a publicidad. En letras cursivas frente a mí:
Europa, Europa.
Casi.
Diantres.
Como una madeja tierna de seda suave, se enreda el hilo en un ovillo.
Se va dejando tras de sí, por supuesto, un cabo suelto.
La memoria no es eterna.
Ya me toparé en un par de días con la misma frustración e impotencia ante mis limitaciones.
Pero para mañana habré olvidado esta lucha, afortunadamente.
Creo saber adonde van mis recuerdos.
Y ahora… ¿ adónde van los olvidos?
- Doble lugar, doble lugar…
Resulta un poco difícil cuando ciertos recuerdos no tuvieron alguna significación vital.
El extremo del hilo que se busca suele estar enterrado de manera profunda y se mezcla con otros más.
- París, París… Madrid, Madrid… Berlín, Berlín… Ángeles sobre Berlín… París, París… París, Texas…
Se va enredando un poco más. Nos saltamos el nudo.
- Judith… Leni… Laura… Julie… ¡Julie!
Se encuentra un nudo flojo más adelante, pero luego habría que retroceder lo que dejamos atrás en un intento por avanzar.
Y la pregunta es: ¿avanzamos realmente? Ahora no tenemos una duda sino una y media.
Debemos regresar.
- París, París… Berlín, Berlín… Holanda, Holanda… Holanda… ¡Holland!
Hagamos un recuento:
- Agniezka Holland
- Julie
- Y un nombre doble que no hallamos.
Julie Delphi. Y el hilo se sale de las manos para alborotarse entre risas con un hilo más: Fefé insiste haber visto a Julie Delphi en una película pornográfica.
Todavía no tenemos el primer nudo.
La frustración flota en el cuarto.
Nadie habla de la influencia de la memoria sobre el hambre y el sueño.
Voy a morir de inanición o de insomnio sólo porque no puedo recordar un toponímico.
Me dejo llevar por el hilo en un súbito cansancio. Es la carátula de un video que nunca renté. Otro nombre doble y un niño tomado de la mano de alguien. Voltea hacia atrás. Oliver, Oliver. Así era.
Pero el primer nudo sigue torcido, y torciéndose más.
Me niego a utilizar mnemotecnias artificiales.
Google me guiña un ojo desde el monitor.
Me niego.
El hilo sigue frente a mí y me siento tentada a construir una horca para dos que tres regiones mentales que no están haciendo su trabajo correctamente. El nudo me lo impide.
Quince minutos de película. Corte a publicidad. En letras cursivas frente a mí:
Europa, Europa.
Casi.
Diantres.
Como una madeja tierna de seda suave, se enreda el hilo en un ovillo.
Se va dejando tras de sí, por supuesto, un cabo suelto.
La memoria no es eterna.
Ya me toparé en un par de días con la misma frustración e impotencia ante mis limitaciones.
Pero para mañana habré olvidado esta lucha, afortunadamente.
Creo saber adonde van mis recuerdos.
Y ahora… ¿ adónde van los olvidos?
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