Haciendo trámites
Ayer tuvimos que hacer un viajecillo relámpago para entregar unos permisos en los estaits.
En la pasada, antes de cruzar la frontera, nos dio un ataque de risa --cortesía de un soldado que nos detuvo para hacernos unas preguntas--, y que se agradece muchísimo cuando uno tiene media hora esperando en la fila, fila que por supuesto siempre es la más lenta de las tres.
Pues resulta que el soldado nos detuvo porque le pareció muy sospechosa mi calca (véase abajito)
Por lo cual nos preguntó:
-- ¿Y esa calca de artes marciales que traen ahí? ¿De qué se trata? ¿Ustedes practican o qué?
Fefé y yo nos quedamos en silencio unos segundos que debieron parecerle muy largos al soldado porque volvió a preguntar, insistiendo un poco más en el asunto de las artes marciales y para qué las usábamos.
Nuestro sospechoso silencio no se debió a que ocultáramos algo, se debió a que no sabía de qué nos estaba hablando.
¿Cuál calca? decía yo ¿Nos la habrá puesto alguien y no nos dimos cuenta? ¿Traeremos otra que nos pusieron en alguna esquina? ¡¿Traeremos propaganda política sin darnos cuenta?!
Comenzaba a alterarme cuando se me ocurrió voltear y ver la calca, que sí, de lejos podría pasar por algo similar a patadas en alguna de las imágenes.
Ya tranquila le expliqué al señor que no era nada, que no éramos karatecas-ninjas asesinos al servicio de ningún narcotraficante y que sólo era una imagen de un programa de televisión.
Luego que nos movimos de ahí seguí viendo un poco indignada mi calca, pensando que el Sr. John Cleese estaba muy elegante con su bastón y su maletín, ejerciendo el digno oficio de Ministry of Silly Walks y que en una segunda mirada no podría pasar, de ninguna manera, como un ordinario practicante de la defensa personal.
Eso pensaba cuando me acordé que sí, el Sr. Cleese sí ha ejercido la defensa personal... contra las frutas.
Recordar este episodio nos provocó el ataque de risa anteriormente mencionado y nomás pa que me comprendan les dejo el video:
(También nos dio mucha risa tratar de establecer cuál fue el intrincado proceso de pensamiento seguido para ser detenidos como sospechosos por practicar karate)
El viajecillo cumplió su cometido: entregamos los permisos y le compramos a William todo lo que necesita para su entrenamiento de futbol americano, que no le habíamos podido encontrar aquí ni en su talla ni en mi talla (de cartera).
Sin muchas ganas de gastar nuestras riquezas, nos dimos un par de vueltas a algunos centros comerciales, sobre todo porque los niños querían comprar un libro que aquí no encuentran y bueno, que de todos modos salí con una bolsa llena de compras, a saber:
Unos chocolates para mi comadre que se derritieron en el camino y luego los metí al congelador y ahora ya no sé cómo arreglarlos para que se puedan comer. Espero que en licuado funcione.
Unos audífonos que ya están colgados en su lugar, frente a mi escritorio. De ahí los tomo antes de irme a correr. Estaba usando los del ipod, ésos pequeñitos que se insertan en las orejas, pero a mis orificios auditivos les pareció que eran demasiado invasivos y tuve que desempolvar unos de mis antiquísimos walkman. Desgraciadamente el tiempo ya había hecho estragos y la esponjita estaba sumamente carcomida. Ahora soy una corredora más feliz.
En la pasada, antes de cruzar la frontera, nos dio un ataque de risa --cortesía de un soldado que nos detuvo para hacernos unas preguntas--, y que se agradece muchísimo cuando uno tiene media hora esperando en la fila, fila que por supuesto siempre es la más lenta de las tres.
Pues resulta que el soldado nos detuvo porque le pareció muy sospechosa mi calca (véase abajito)
Por lo cual nos preguntó:
-- ¿Y esa calca de artes marciales que traen ahí? ¿De qué se trata? ¿Ustedes practican o qué?
Fefé y yo nos quedamos en silencio unos segundos que debieron parecerle muy largos al soldado porque volvió a preguntar, insistiendo un poco más en el asunto de las artes marciales y para qué las usábamos.
Nuestro sospechoso silencio no se debió a que ocultáramos algo, se debió a que no sabía de qué nos estaba hablando.
¿Cuál calca? decía yo ¿Nos la habrá puesto alguien y no nos dimos cuenta? ¿Traeremos otra que nos pusieron en alguna esquina? ¡¿Traeremos propaganda política sin darnos cuenta?!
Comenzaba a alterarme cuando se me ocurrió voltear y ver la calca, que sí, de lejos podría pasar por algo similar a patadas en alguna de las imágenes.
Ya tranquila le expliqué al señor que no era nada, que no éramos karatecas-ninjas asesinos al servicio de ningún narcotraficante y que sólo era una imagen de un programa de televisión.
Luego que nos movimos de ahí seguí viendo un poco indignada mi calca, pensando que el Sr. John Cleese estaba muy elegante con su bastón y su maletín, ejerciendo el digno oficio de Ministry of Silly Walks y que en una segunda mirada no podría pasar, de ninguna manera, como un ordinario practicante de la defensa personal.
Eso pensaba cuando me acordé que sí, el Sr. Cleese sí ha ejercido la defensa personal... contra las frutas.
Recordar este episodio nos provocó el ataque de risa anteriormente mencionado y nomás pa que me comprendan les dejo el video:
(También nos dio mucha risa tratar de establecer cuál fue el intrincado proceso de pensamiento seguido para ser detenidos como sospechosos por practicar karate)
El viajecillo cumplió su cometido: entregamos los permisos y le compramos a William todo lo que necesita para su entrenamiento de futbol americano, que no le habíamos podido encontrar aquí ni en su talla ni en mi talla (de cartera).
Sin muchas ganas de gastar nuestras riquezas, nos dimos un par de vueltas a algunos centros comerciales, sobre todo porque los niños querían comprar un libro que aquí no encuentran y bueno, que de todos modos salí con una bolsa llena de compras, a saber:
Unos chocolates para mi comadre que se derritieron en el camino y luego los metí al congelador y ahora ya no sé cómo arreglarlos para que se puedan comer. Espero que en licuado funcione.
Unos audífonos que ya están colgados en su lugar, frente a mi escritorio. De ahí los tomo antes de irme a correr. Estaba usando los del ipod, ésos pequeñitos que se insertan en las orejas, pero a mis orificios auditivos les pareció que eran demasiado invasivos y tuve que desempolvar unos de mis antiquísimos walkman. Desgraciadamente el tiempo ya había hecho estragos y la esponjita estaba sumamente carcomida. Ahora soy una corredora más feliz.
Y mis labios son más felices también.
Miren qué maravilla. Siete bálsamos labiales por dos dólares. Toda la onda. Esta vez le quedé mal al ungüento Carmex de cereza y no me siento culpable.
Hoy regresamos. Nos recibieron unos gatitos cada vez más grandes y un Lucky cada vez más chiple (o al menos eso me parece).
Nunca falta el gato más acelerado que el resto y que intenta salirse de su caja a la menor oportunidad.
Miren qué maravilla. Siete bálsamos labiales por dos dólares. Toda la onda. Esta vez le quedé mal al ungüento Carmex de cereza y no me siento culpable.
Hoy regresamos. Nos recibieron unos gatitos cada vez más grandes y un Lucky cada vez más chiple (o al menos eso me parece).
Nunca falta el gato más acelerado que el resto y que intenta salirse de su caja a la menor oportunidad.
De regreso nos detuvimos un rato en Samalayuca.
Con un poco de imaginación se transporta uno al mar en ese lugar.
Con un poco de imaginación se transporta uno al mar en ese lugar.
"Hijo mío, si alguna vez al caminar por la arena sólo viste un par de huellas,
era porque yo iba colgado de caballito sobre tu espalda"
¿Era así el pensamiento de póster?
Los chocolates sí se derritieron.
Comadre, ya te guardé una bolsita.
La otra... ésa no va a comerse sola.
Salú.
era porque yo iba colgado de caballito sobre tu espalda"
¿Era así el pensamiento de póster?
Los chocolates sí se derritieron.
Comadre, ya te guardé una bolsita.
La otra... ésa no va a comerse sola.
Salú.
Comentarios
Me divertí mucho leyendo esta entrada...
El soldado debió pensar que eran una peligrosa banda de narcokaratekas o traficantes de patadas voladoras o algún tipo de sicarios epilépticos, peligrisisímos porque en una convulsión les daba por disparar a donde fuera. Ahora comprendo porque no agarran ningún criminal.
Que lindos los gatitos!! y que lindo es leer tu blog, nunca me voy de aquí sin sentir algo.
Que imbeciles son!! Asi es siempre.
Por favor, no me digas que aveces es peor.
Le hubieran dicho que eran del dojo Cobra Kai, jajajajaja
Qué hermoso gato. Cuando sea grande quiero uno así
Me purga los polis del puente... lo peor es que no te saludan ni nada y los ves de vacaciones visitando a sus papas que viven a 2 calles de tu casa... pinchis nopaleros...
Estuvo chida tu entrada, creo que gracias a tu blog voy aceptando mas a los gatos.
Todavía, estoy pensando en hacer una reedición de todas esas reflexiones con las que crecimos para las nuevas generaciones. Y claro, las venderé... si tantos se hicieron ricos a costa de nuestro sentido de culpa, por qué no yo?
Cassio, no diré nada. Sólo diré que el gatito es en sí un arma biológica poderosísima, por eso se queda en casa.
Ben, por eso la indignación no fue tan fuerte. Sí hay dos o tres pasos que sí parecen patadas.
Negrita, no eran todavía los gringos, era un soldado mexicano antes del cruce, nomás por eso lo perdoné.
Juano, ahí la llevas. Pronto estarás listo para uno.
BB, tienes mucha razón. Me estoy acordando que ayer que le pasaron al carro un aparatejo como con una antena, le pregunté que si qué era y qué detectaba. El chavo se puso todo orgullosote y dispuesto a contestarme cuando le cayó el veinte de que estaba hablando con la narco-ninja, así que se quedó callado y me preguntó: para qué quiere saber? pero casi casi me dice, yo creo que nomás de puro aburrido. Sin embargo, no me dijo y me quedé con la duda; en cambio tú ya sabes cómo esconder una metralleta en tu cajuela.
Que fregon viaje, esos son los chidos, asi sin planear, yo hace rato que no hago uno asi, por hacerle al Mr. Play-it-safe, un dia de estos me harto y me largo por ahi a dos horas, jajaja.
Saludos, ah y que buena foto de los arenales...
Mr. Magoo, aconsejo seriamente esos viajecitos relámpagos, más en tu caso que al menos no tienes que pagar casetas por allá.
Ya estás fichada.
¿No compraste Doritos Nachos? Los de allá saben más chido que los de este lado del río.
Ya tiene un buen rato que no hago viajes de ningún tipo.
Sale puesn, cuídate, sigo leyendote.
Gacho, cuando te paran los federales, esos ademas de ser pendejos, no tienen madre... les teno mas miedo a ellos que a los malandros... no es pedo
Pelos, a mí me costó también acostumbrarme. Una tarde andaba en el carro de mi marido y unos soldados me hicieron una seña en un retén y la verdad es que no entendí si significaba que debía pararme o seguirme. Yo le seguí. Luego una conocida que está metida en estas cosas me puso un cagadón porque los soldados tienen permiso de disparar si no obedeces sus indicaciones. Pero pues a ver si nos ponemos de acuerdo dije yo en que las señas que usan las entendamos todos no? Aun así, soy paciente y comprensiva con el trabajo de estos chavos. Es lo que les ordenan hacer. No me desagrada detenerme. En una ocasión lo que sí me desagradó fue que un soldado dijera, al ver el estuche de los lentes de Fefé: Oiga, esos lentes son muy caros no? Qué hace su marido? De dónde los sacó? y preguntas así, pero como te digo, soy paciente y le expliqué que había sido un regalo así que no sabíamos cuánto costaban.
Los federales nunca nos han detenido y sí, como que sí tienen cara de malandros.
Comadre, ay comadre, qué vas a decir de mí! Ya me tragué los chocolates, pero te los canjeo por un chisme bue-ní-si-mo. Ahí luego nos hablamos.