Next!
Hoy terminó un curso de alineación para una norma en la que me quiero certificar.
Pasé mi acreditación con 100% y ahora nomás falta que el día de mi evaluación me vaya igual de bien.
No creí que pasar las vacaciones levantándome temprano y trabajando mucho fuera tan entretenido.
Sí.
Admito que el primer día de este curso tuve mis reservas con respecto a su dinámica, pero luego terminé por agradecerla, cuando vi que funcionaba.
Una cosa es segura: cuando educadoras infantiles te imparten un curso de capacitación, cambia bastante tu percepción de la pena y la vergüenza.
La de cosas que hace uno bajo los influjos de esos rostros sonrientes y esas voces cálidas.
"Ahora vamos a ponernos de pie para cantar la canción del pececito, ¡vamos! ¡todos arriba!"
Y todos arriba. ¿Cómo les dices que no a esas mujeres con caras expectantes y esperanzadas? No se puede. Terminábamos haciendo todo lo que nos decían.
Y sintiéndonos muy bien al respecto.
Mi momento culminante del curso no fue la exposición en la que me fue tan bien, ni cuando presenté mi portafolio de evidencias sin errores, ni siquiera cuando me evaluaron bien en una simulación, ni cuando una de las evaluadoras me dijo que de dos organismos certificadores me habían "echado el ojo". No.
Mi momento culminante fue que mi equipo ganara el reto de montar una coreografía y coro para una canción infantil.
"Pin-Pon" jamás fue cantado mejor.
¿Ahora qué sigue?
Pues lo que sigue.
Pasé mi acreditación con 100% y ahora nomás falta que el día de mi evaluación me vaya igual de bien.
No creí que pasar las vacaciones levantándome temprano y trabajando mucho fuera tan entretenido.
Sí.
Admito que el primer día de este curso tuve mis reservas con respecto a su dinámica, pero luego terminé por agradecerla, cuando vi que funcionaba.
Una cosa es segura: cuando educadoras infantiles te imparten un curso de capacitación, cambia bastante tu percepción de la pena y la vergüenza.
La de cosas que hace uno bajo los influjos de esos rostros sonrientes y esas voces cálidas.
"Ahora vamos a ponernos de pie para cantar la canción del pececito, ¡vamos! ¡todos arriba!"
Y todos arriba. ¿Cómo les dices que no a esas mujeres con caras expectantes y esperanzadas? No se puede. Terminábamos haciendo todo lo que nos decían.
Y sintiéndonos muy bien al respecto.
Mi momento culminante del curso no fue la exposición en la que me fue tan bien, ni cuando presenté mi portafolio de evidencias sin errores, ni siquiera cuando me evaluaron bien en una simulación, ni cuando una de las evaluadoras me dijo que de dos organismos certificadores me habían "echado el ojo". No.
Mi momento culminante fue que mi equipo ganara el reto de montar una coreografía y coro para una canción infantil.
"Pin-Pon" jamás fue cantado mejor.
¿Ahora qué sigue?
Pues lo que sigue.
Comentarios
muy bien!
que cante:
otra! otra!
=)
Felicidades por todo, pues también cuesta quitarse la pena y participar, más cuando decimos:
-Ya estoy grande para estas cosas.
Ojala y ahora si se concrete algo con alguno de esos dos que se fijaron en ti.
¡Exito!
Pherro, fíjate que los centros evaluadores aquí y supongo que en todas partes, son muy solidarios y respetuosos. Yo le dije a la chava que me dijo esto que aunque yo no tenía contrato con nadie, pues igual yo estaba en toda la disposición de apoyarlas en cualquier proceso, siempre y cuando la persona del despacho con quien yo me conecto tuviera conocimiento. Así, con mucha transparencia las cosas. Y estuvo de acuerdo. He estado pensando y no quiero nada concreto con nadie. Me gusta la libertad de poder desarrollar una u otra cosa, aquí o allá, de este tema o de otro.. me gusta. Y yo ando con toda la disposición para hacerlo.
Juano, síganle la corriente a la maestra. La verdad es bien cotorro ponerte de pie y hacer las cosas que te dicen, pero si lo haces con apertura y dispuesto a divertirte, te deja un resto de cosas bien padres, física, psíquica y emocionalmente. Vas a ver..-
sludos!