Vísperas
Me caen gordas las vísperas de lo que sea. Y más gordo me cae ese espacio entre el 25 de diciembre y el primero de enero. Es como que tiempito muerto.
Si estás trabajando, nomás no te reajustas a ir un par de días al jale y luego empachangarte para luego regresar y volverte a empachangar.... ¿qué vida es esa? ¿qué clase de productividad se puede esperar de una persona en completo desequilibrio etílico?
Yo por eso no trabajo y no me desequilibro.
Me mantengo ebria.
Anoche estuve en ese punto delicioso en que estás lo suficientemente sobrio para darte cuenta de todo lo que pasa y lo suficientemente ebrio para que se te disculpen las pendejadas que haces.
No hice muchas pendejadas más de las que hago cuando estoy sobria, por cierto. Ni siquiera me le eché encima a la pirujita que le estaba sacando plática a Fefé. Me divirtió la pobrecita. Sobre todo porque no sabía lo que se le venía encima preguntándole a Fefé su nombre.
Es lindo también que la gente se ría mucho, contigo, de ti, a costa tuya, qué tiene.
Llegando a casa también estuve en otro estado que me encanta: en la cama, viendo cómo el techo da vueltas pero sabiendo que la cama está fija al suelo y que con cerrar los ojos sólo queda un sueño profundo y relajado por delante.
Demasiado relajado por cierto. Me la pasé soñando que tomaba agua y que iba al baño, todo el pinche sueño. O sea, la cruda. Y aunque tenía el vasote de agua junto a mi cama, no me podía despertar a tomarlo de lo profundamente dormida que estaba. Ni ir a hacer pipí.
Me queda el resto del año para mantenerme saludablemente peda y luego a trabajar en los proyectos pendientes.
¿Les conté de mis regalos navideños?
Fue un empate. Justo. Ya era hora.
Fefé me regaló la tercera temporada de Northern Exposure (que no cuenta porque no estaba envuelta), el disco de Puño de tierra, el disco Fiesta y me pasó su Nokia E65 (que tampoco cuenta pero está muy chido y puedo conectarme al interné y bloggear y feisbuquear y todo y del cual sólo lamento la cantidad de veces que se me cayó "accidentalmente" de la cama cuando me enojaba con Fefé). También me regaló un dvd de episodios selectos del Chavo del Ocho. No entendí el chiste. Mi marido es un enigma. Y nomás por ese detalle, gané yo la confrontación.
Se acerca el fin del año lo cual significa únicamente que ya no será el Año de la Liebre Encabronada.
Seguiré chupando pues para dejarlo ir en paz.
Si estás trabajando, nomás no te reajustas a ir un par de días al jale y luego empachangarte para luego regresar y volverte a empachangar.... ¿qué vida es esa? ¿qué clase de productividad se puede esperar de una persona en completo desequilibrio etílico?
Yo por eso no trabajo y no me desequilibro.
Me mantengo ebria.
Anoche estuve en ese punto delicioso en que estás lo suficientemente sobrio para darte cuenta de todo lo que pasa y lo suficientemente ebrio para que se te disculpen las pendejadas que haces.
No hice muchas pendejadas más de las que hago cuando estoy sobria, por cierto. Ni siquiera me le eché encima a la pirujita que le estaba sacando plática a Fefé. Me divirtió la pobrecita. Sobre todo porque no sabía lo que se le venía encima preguntándole a Fefé su nombre.
Es lindo también que la gente se ría mucho, contigo, de ti, a costa tuya, qué tiene.
Llegando a casa también estuve en otro estado que me encanta: en la cama, viendo cómo el techo da vueltas pero sabiendo que la cama está fija al suelo y que con cerrar los ojos sólo queda un sueño profundo y relajado por delante.
Demasiado relajado por cierto. Me la pasé soñando que tomaba agua y que iba al baño, todo el pinche sueño. O sea, la cruda. Y aunque tenía el vasote de agua junto a mi cama, no me podía despertar a tomarlo de lo profundamente dormida que estaba. Ni ir a hacer pipí.
Me queda el resto del año para mantenerme saludablemente peda y luego a trabajar en los proyectos pendientes.
¿Les conté de mis regalos navideños?
Fue un empate. Justo. Ya era hora.
Fefé me regaló la tercera temporada de Northern Exposure (que no cuenta porque no estaba envuelta), el disco de Puño de tierra, el disco Fiesta y me pasó su Nokia E65 (que tampoco cuenta pero está muy chido y puedo conectarme al interné y bloggear y feisbuquear y todo y del cual sólo lamento la cantidad de veces que se me cayó "accidentalmente" de la cama cuando me enojaba con Fefé). También me regaló un dvd de episodios selectos del Chavo del Ocho. No entendí el chiste. Mi marido es un enigma. Y nomás por ese detalle, gané yo la confrontación.
Se acerca el fin del año lo cual significa únicamente que ya no será el Año de la Liebre Encabronada.
Seguiré chupando pues para dejarlo ir en paz.
Comentarios
Saludos
Antonio
Antonio: Espero que te estén pagando un chingo o que seas el jefe o que te encante lo que haces, porque solo así el aguante...