Estrés decembrino
Comienza mi época de estrés anual.
Ya no me preocupa portarme bien para que Santa me traiga regalos.
Ahora tengo que portarme lo suficientemente mal para que me den lo que quiero.
Y ahí reside el asunto de mi estrés.
El pinche asunto de los regalos.
Fefé y yo estamos en competencia perpetua.
Él no lo sabe, nomás yo.
Cada año hay que hacer sufrir al otro con los mejores regalos. ¿Sufrir? Claro. Le tocan los mejores regalos así como la humillación de no haber estado a la altura de las circunstancias.
He perdido 10 años. Gané uno, hace dos años, en el que recibí un baby doll rojo. Me lo pongan como me lo pongan, o me lo quiten, un baby doll no es un buen regalo de navidad. Ni con lucecitas y gorrita de santaclós.
Sin embargo, el año pasado recuperó su racha ganadora.
Anoche pensaba qué le podía regalar y viendo el concierto de Dudamel por la tele, me dije, ya sé, el disco Fiesta. Regalazo, qué bárbaro, hasta que recordé que ese disco lo quiero yo, no él (wink, wink, ¿me estás leyendo, Fefé?).
Es terrible, terrible enfrentarme a la derrota nuevamente.
Se aceptan sugerencias, porque disfrutar de mis megachingones regalos de cada año, no repara el profundo impacto de la pérdida en la competencia.
Ya no me preocupa portarme bien para que Santa me traiga regalos.
Ahora tengo que portarme lo suficientemente mal para que me den lo que quiero.
Y ahí reside el asunto de mi estrés.
El pinche asunto de los regalos.
Fefé y yo estamos en competencia perpetua.
Él no lo sabe, nomás yo.
Cada año hay que hacer sufrir al otro con los mejores regalos. ¿Sufrir? Claro. Le tocan los mejores regalos así como la humillación de no haber estado a la altura de las circunstancias.
He perdido 10 años. Gané uno, hace dos años, en el que recibí un baby doll rojo. Me lo pongan como me lo pongan, o me lo quiten, un baby doll no es un buen regalo de navidad. Ni con lucecitas y gorrita de santaclós.
Sin embargo, el año pasado recuperó su racha ganadora.
Anoche pensaba qué le podía regalar y viendo el concierto de Dudamel por la tele, me dije, ya sé, el disco Fiesta. Regalazo, qué bárbaro, hasta que recordé que ese disco lo quiero yo, no él (wink, wink, ¿me estás leyendo, Fefé?).
Es terrible, terrible enfrentarme a la derrota nuevamente.
Se aceptan sugerencias, porque disfrutar de mis megachingones regalos de cada año, no repara el profundo impacto de la pérdida en la competencia.
Comentarios
Bueno, yo lo que quiero es una Fender acustica pero bueno.... tambien me proyecte? que tal un bandoneon? en fin, aqui tratando de aportar ideas....
Saludos.
Desgraciadamente tiene los espasmos de atención de un gato y no consigue ver una capítulo de alguna serie de televisión completo.