Ché gente. Inmediatamente había que asumir que soy gato, y no una gata como es el caso. Ni por un momento les pasó por la cabeza que yo no fuera un Garfield o un Silvestre o cualquiera
de esos gatos famosos, que tan sólo por ser machos pueden conseguir ser protagonistas de cualquier serie animada o impresa.
Pues bien... hecha la aclaración, y preparándome desde mi tierna lactancia a una vida de represión y discriminación, los invito a que me pongan un nombre, y pordiosbendito, que no sea Kitty o jaladas por el estilo.
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