Bitácora del Capitán II

Abril primero.

11:00 hrs.
Manzanillo
Yo tuve un novio. Fue un amor de verano. Él era extranjero, rubio, de ojos del color del Mar de Cortez.
Gentil y valiente, compartíamos hasta el disgusto por el sabor del agua de mar.
Nos hablábamos sin palabras, sólo las piedras, los caracoles y la arena podían entender nuestro idioma.
Me llevó a pasear en su lancha. Luego, él se echaba un clavado y me traía algún tesoro del fondo del mar.
Así pasaron varias horas, hasta que llegó su abuelita, desinfló su lancha y se llevó al gringuito de la mano, alejándolo para siempre de mi vida.
No puedo creer que 25 años más tarde, yo todavía lo recuerde.
Si nomás me sirviera esta memoria para asuntos de mayor sentido común.

11:27 hrs.
Allá va mi hombre, bronceado y valiente, dispuesto a arremeter contra las olas…

11:33 hrs.
Fefé quiere que haga constar la pérdida de su celular.
El pobre ni sabía nadar… el celular, digo.

20:00 hrs.
El día ha sido simplemente magnífico.
No sé cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que hice nada.
En Cuba, frente al mar, no la pasé tan bien. (Hay que contar la humillación moral frente a tanta cubana buenota y el airecito fresco que quitaba las ganas de nadar)

William es un delfín. En cuanto vio el mar, se arrojó y lo perdimos de vista. Estaba con los chicos más grandes, brincando las olas.
En cambio, Harry. es uno de esos pajarillos que se apostan frente a la playa, se acercan y apenas viene una ola, salen corriendo. Él necesita más tiempo, y por fortuna lo tuvo. Tuvo todo el día para enfrentarse a sus miedos y conquistar el mar.

Esta noche, Fefé y yo tenemos una cita en la playa con una botella de vino.

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