"Mi profesión nació con el homo erectus", me dijeron ayer. Y no, no me lo dijo una bataclana ni una sexoservidora. Me lo dijo mi ortopedista. Me comenta que a partir de que al ser humano se le plantó pararse en dos patas y derechito (para mayor documentación científica y antropológica, véase "El cavernícola") comenzaron todos los problemas ortopédicos de nuestra especie. La sapiencia nos ha costado caro.
Echemos una mirada a nuestros cuerpos: los pies son demasiado pequeños para soportar nuestra altura, incluso la mía. La columna tiene una sutil y grácil curvatura natural a la que nunca respondemos. Es decir, o explotamos la curvatura o explotamos la rigidez, que es cómo nos enseñaba abuelita que debían caminar las señoritas decentes. Todavía no lo logro relacionar.
Pero no sólamente ahí radican nuestras incoherencias corporales.
La evolución, caramba, la evolución o Dios, a quién gusten culpar.
Sigamos viendo nuestros cuerpos.
El apéndice. Ahí está. Quieto quieto hasta que te amenaza una peritonitis.
Y los pelos...
¿Qué hay con los pelos?
Siglos y siglos de llevar taparrabos y todavía tenemos pelos.
¿Para qué sirven? ¿Sólo para seguir acrecentando las fortunas de empresas que viven a costa de nuestros complejos capilares?
Admirable y envidiable el hecho de que muchas mujeres puedan convivir en sana armonía con sus pelos, bien lo dice la comadre.
Pero la pregunta continúa, ¿para qué demonios nos sirven ya?
Tengo la teoría de que Dios es un esteta. Se la llevó con las formas pero en los citados casos falló con la funcionalidad. (Sonido de un rayo partiéndome por hereje).
Sin embargo, para ser justa he de decir que en ciertas partas del cuerpo logró una armonía entre belleza y funcionalidad: los sexos.
Echemos otra mirada a nuestros cuerpos, y si les resulta más sencillo y motivante, al del compañero de al lado (o compañera, es su elección). Si se quita la ropa es más fácil.
¡Qué practicidad! ¡Qué funcionalidad! ¡Qué aprovechamiento del espacio! ¡Qué belleza! ¡Qué equilibrio!... ¡Qué ganas de coger me dieron!

Realmente y pensándolo bien no me importa traer el collarín una semana más.
Sexemos, sexemos todos y seamos agradecidos.




Recomendación musical de la semana
Darío no ha podido soltar "Duele el amor" con Alex y Ana. Y por supuesto aquí en casita no la tenemos que chutar.

Diagnóstico
Otra semana más de incapacidad (eso súmenselo a los 28 años que llevo ya de incapaz) y visita a fisiatría. Quince sesiones.

Comentarios

Guendi dijo…
Me encanto el dialogo nocturno en tu comment!! jajaja1 definitivamente me alegro la mañana :) Gracias :D
Puedo postearlo en mi Blog con su respectivo copyright, por supuesto?

Ese Alex es otra cosa.....:P
Erika Mergruen dijo…
lagartijilla, me ha hecho reir, y eso en lunes se agradece :)
Claro que puede postearlo y qué bueno que se haya alegrado.
Gracias Erika y quetenga bonita semana.

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