Sola


Iba a ir con Fefé en uno de sus viajes de trabajo, pero me fallaron los cálculos (ya quiero terminar la pinchi maestría). Para consolarme me dijo que hiciéramos ese viaje que hemos querido hacer los dos para este año, que si fuera con él a Boston se sentiría mal de que yo anduviera sola en la ciudad, tomando el tren y el metro. Y yo por dentro de que “eso era lo que más me emocionaba del viaje…”. Creo que no lo dije ni tan por dentro porque Fefé preguntó “¿Quieres hacer un viaje sola?” y estoy intentando clarificar si eso es lo que quiero.
Aunque esta salida iba a ser cortita, yo ya tenía hecho mentalmente mi itinerario: desayunar en el hotel, caminar a la parada de autobús, llegar a la estación del tren, viajar a Boston, caminar por el muelle, visitar el acuario, otro día ir a un par de museos y el tercero, caminar por el centro de la ciudad. Por la tarde, Fefé saldría del trabajo y nos veríamos para cenar. 
Ese tercer día era el que más me atraía. Deambular. La idea de caminar sin prisa, de entrar a un lugar o no, de sentarme a tomar un café sin pendientes, de detenerme a tomar una foto, a admirar una construcción, de tomar todas las decisiones yo…, wow, me emociono de pensarlo otra vez. 
El año pasado pensaba sobre esto de viajar sola. Es como parte del bucket list de las mujeres y no creo que signifique o represente lo mismo para un hombre que para nosotras. La última vez que lo pensé me dije “tengo ganas de querer viajar sola”. Ahora estoy en “no descartes que tengas ganas de viajar sola”. Y respondiendo la pregunta de Fefé, aún no lo sé. En mi mente hay un viaje en tren desde El Paso hasta San Francisco. Lo voy a empezar a considerar.

Mientras tanto, les dejo un enlace al Museo de las Malas Artes, el cual tenía una gran ilusión de visitar. http://museumofbadart.org/





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