Diálogo de larga distancia
Fefé: Me ha quitado el sueño el café.
Yo: Me he quitado un sueño café.
F: La cafeína de tus ojos me ha quitado el sueño de no creer que existas. ¿Vienes a verme?
Y: Ya jueves.
F: ¿Ya viernes a verme?
Y: Ya jue- a vier-te
F: No juego si no viernes a verme.
Y: No fuego si no me ves.
F: No fue si no es.
Y: No fue.
F: Tengo un problema de bytes. El protocolo de tu corazón ha salido compatible con mi coprocesador. Siento un overclock en el séptime bite.
Y: Pantalla azul. :(
(Conversar por messenger tiene su gracia)
* * * * *
Ya salí del diplomado.
Nos tocó un módulo de análisis financiero.
Sobreviví. Y no sólo sobreviví: entendí, pasé al pizarrón, respondí preguntas del catedrático, le expliqué a mis compañeros...
Pero mañana se me olvida todo, no se preocupen.
Como me dijo Fefé, tengo el veneno y el antídoto.
Leyendo una revistita de la Universidad, me enteré que BEF (Bernardo Fernández), un escritor e ilustrador a quien admiro mucho, da clases en dicha escuela. Prontamente puse en Twitter que traería mi libro "Cuento de Hadas para Conejos" para que me lo autografiara @monorama. Un ratito después @monorama, o sea, BEF, me informó qué días y en qué horarios da clases para que pueda ir a verlo. Inserte emoticón de sonrisa dientona.
* * * * *
Y en asuntos no tan felices, un compañero del diplomado se sacó dos boletos para la entrega de las Lunas del auditorio. Me los ofreción porque él no podría ir pero... A mí esas cosas me llaman la atención tanto como a mis gatos les atrae un... chale, intenté pensar en algo que a mis gatos no les interesara, pero en realidad TODO les llama la atención. Bueno, la metáfora no funcionó, pero el punto es que esas cosas me valen un pitirrín.
Y sin embargo... ¿qué tal me habría visto yo con mi vestido largo caminando al lado de Alejandra Guzmán?
Pero que no se preocupe. Como no me traje vestido largo en la maleta, no acepté los boletos que me ofreció mi compañero y la Guzmán puede ir sin temor a ser opacada por mí.
* * * * *
Mañana regreso a mi rancho.
Son casi las seis y media y en un rato más los compañeros intentarán sonsacarnos para trasladarnos a algún punto de la ciudad que se encuentre a más de 45 minutos, para pistear y cotorrear justo como podríamos hacerlo en el bar del hotel o en cualquier otro lugar a cinco minutos a la redonda.
Pero ¿quién soy yo para negarme y con ello desgastar el espíritu de compañerismo que en estas arduas jornadas hemos forjado, vedá?
O a lo mejor sí me quedo.
Qué pinche güeva traigo.
Comentarios
Anda y ve, la ciudad es segura de noche.
Buen viaje de vuelta.
Gracias por compartila...
ay, el amor... (otro suspiro)
Saluditos y ¡mucha vitamina c!