Mi prima falleció. Dicen que fue una trombosis. Estuvimos el fin de semana en la funeraria, despidiéndonos de ella y asumiendo algo que todavía no creemos posible. Lo creeré la próxima vez que llegue a casa de mi tía, cuando esté a punto de preguntar dónde está y recuerde de golpe el dolor de estos días. También hubo otros momentos, no sólo los dolorosos. Cuando se tiene una familia tan grande, el mismo día que se vela a alguien, uno más se está casando y otro está naciendo. En el velorio conocimos a la nueva bebé de la familia. Y nos avisaron que un sobrino se casaba. Y dos sobrinas ya están pedidas.
Me dijeron que la misa fue muy hermosa, que la iglesia estaba llena. Mi prima tenía que ver con medio mundo. Nosotros estábamos saliendo de Zacatecas mientras eso pasaba. Ni hablar. Las maletas tenían ya una semana hechas.
No he dejado de pensar en ella, algunas veces llorando pero la mayoría, riéndome. Como con aquella anécdota que contaba, la de que iba caminando por una calle donde sabía que en una casa había un perro (le asustaban los perros) pero pasó confiada porque el perro siempre estaba amarrado. Ese día no. Cuando llegó frente a la casa vio al enorme perro que se le echaba encima y lo único que se le ocurrió fue meterse a un auto que estaba junto a la banqueta... en el que estaba una pareja en el asiento delantero. No tuvieron tiempo de preguntarle nada porque el perro no dejaba de ladrarles en la ventana. Cuando el dueño salió y se lo llevó, mi prima recogió lo que le quedaba de dignidad y salió del auto. - ¿No diste las gracias? - Qué chingados, ya ni llegué a dónde iba, me regresé a la casa, derechito.
Una vez tuvo un perro. A ése no le tenía miedo, sin embargo su perro si adquirió todas las fobias de la dueña. Cuando llovía, mi prima se encerraba en su cuarto y el perro no dejaba de aullar. Se quedaba afónico por días.
Pasamos por pueblos, por aceras, por plazas, por tortillerías, por mercerías y yo no dejo de acordarme de ella.

* * * * *
Llegamos a Oaxaca ayer en la noche sin incidentes que lamentar, excepto por un pequeño detalle con Harry, que como sólo él sabe hacerlo, consiguió enredarse con el cinturón de seguridad. Estuvimos media hora peleándonos con el cinto, pensando en la forma de sacarlo de ahí hasta que decidimos pedir ayuda. Fuimos con un federal de caminos que nos ayudó a cortar el cinturón con su navaja. Harry lloró un poco después de eso. Se asustó bastante. William le acarició la cabeza para ayudarlo a que se quedara dormido.
* * * * * *
Conversación escuchada en el museo de sitio en Monte Albán:
-- Yo me encontré una estatuilla como ésa.
-- En Estados Unidos se pueden vender hasta por 20,000 dólares.
-- ¡¿En serio?! Yo se la cambié al Óscar por unos tenis...

Comentarios

webita dijo…
un abrazo
Celestissima dijo…
Cuantas cosas..
Lagrimas y risas..
Asi es la vida.
Gracias, Webita.

Oye Shelle, me estoy acordando de la última de la hermana... no te dijo sobre el fallecimiento de un familiar de un amigo o algo así?
Mr. Magoo... dijo…
Cuantas emociones no? Pero es padre recordar a los que se van de esa manera, de las veces que te hicieron reir, de los buenos momentos, porque duele mucho pero tambien traen ese regocijo de recordarlos con risas a cada instante, en fin, un buen revoltijo. Un abrazo y espero que lo sigas llevando asi.
De las vacas, que fregon, que envidia, jejeje, pasala a todo dar, merecidas son.
Saludos.
La Negra dijo…
Lo lamento mucho, perder a un familiar que se quiere es horrible y más si no se lo esperaban, ánimo y mejor recuerdala con cariño, para que cada vez que venga a tu memoria, se encuentre con una sonrisa en tus labios
Mi más sentido pésame. Un abrazo.

Quién dijo eso de que cambió una estatuilla por unos tenis??

no entendí muy bien

Espero que pronto los recuerdos se vuelvan más placenteros y balsámicos para tu espíritu
flaca dijo…
Sólo puedo enviarte un abrazo. En un par de días se cumple un año de la muerte de mi abuelita y no deja de doler.
Sabes que te queremos mucho.
Gracias a todos.
El mar no hace olvidar, pero alivia bien mucho.
Pelos Briseno dijo…
En mi vida te he visto en persona, pero leer esto me hace sentir tu dolor.
No puedo hacer mas que enviarte un gran abrazo.

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