Tengo que hacer algo en este día aciago, aciago algo (licencia poético-jocosa, copy right de los queridos Les Luthiers).

Responderé la invitación del Sr. Árbol:

El catálogo de los olores.
En esto de los olores soy sumamente obsesiva. Quienes me conocen saben que incluso entre mis teorías tengo una con respecto al amor y su relación con los olores. Pero curiosamente me ha costado hacer mi lista. A ver qué sale.

1. El aroma de un carro nuevo. Esa combinación de plástico, alfombra y aire acondicionado. Deberían venderlo enlatado. Yo lo compraría.
2. El aroma del crayón azul de la marca Carmen. Me lleva de la mano las seis cuadras que separaban mi casa del jardín de niños. Pasaron muchos años desde el preescolar hasta que tuve ocasión de oler el crayón otra vez. Lloré.
3. Las sábanas de la cama después de una noche de secho, bechos y apapachos.
4. En invierno, mis vecinos de las rancherías cercanas, queman leña. El olor me transporta a campamentos de horas que pasaron volando, entre amigos, lluvia y café.
5. El agua de Lavanda de mi papá. No tengo que decir más.
6. Un olor singular, que era el que yo refería cuando contaba a mis amigas de "ese chico callado que conocí en la biblioteca".
7. Los hospitales y el tránsito que hice en varias ocasiones con un hijo en brazos, la impotencia antiséptica de los pasillos y uno esperando.
8. El ajo y la cebolla, friéndose despacito en la sartén, esté donde esté, me transporta a casa.
9. El jardín mojado y su aroma entrando por la ventana, me lleva a un sofá que compartí con mis hermanos algún verano lluvioso en Hermosillo.
10. La loción que usaba el primer chico del que estuve enamorada. No hay más lugar en ese departamento sensorial, que para esa loción.

Recuerden al hacer su catálogo, no repetir.
Suerte.

Comentarios

Entradas populares