Mi hermano pequeño abordó anoche el autobús que lo llevará a vivir a Guadalajara.
Yo me quedé en casa con mis padres hechos un mar de lágrimas.
Mi papá recordó que él tenía la edad de mi hermanito cuando dejó el rancho para irse a vivir a Sonora. "Estoy pagando las que debo" dijo filosóficamente, recordando las lágrimas de la abuela. Luego reflexionó un poco y dijo "y si mi santa madre hubiera sabido en manos de quién iba yo a parar...". Como a mi progenitora no le melgan nada estos comentarios, le flamencó a mi padre un rotundo mofo.
Reímos.
Recordamos a mi prima Lupita que no quería que su hijo se metiera a un monasterio y le pedía que se quedara. El chico sólo contestó "Vade retro, Satanás".
Mi hermanito nunca dijo "Vade retro" pero la decisión ya estaba tomada.

Un saludo desde aquí y un abrazo que te dure hasta que nos volvamos a ver.

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