Fefé riega la palmita, luego el jardín del vecino, y luego el del otro vecino.
Se toma una cerveza mientras escucha a Silvio Rodríguez. Yo me siento en el frente de mi casa, con el aire fresco de la noche y húmedo de los jardines. Pero estoy triste.
No sé en qué momento de la tarde me llegó uno de esos pensamientos que una quisiera haber ocultado, enterrado por siempre. No se puede. Los recuerdos siempre terminan por emerger ante cualquier excusa. Y una termina por ser arrastrada a donde creyó que jamás regresaría.
Terrible. Ser terrible no es cuestión de olvidarse. Ahí está siempre. Y cuando no latente, enmedio de los sueños para recordarnos lo que somos, quienes somos: la ceguera, la violencia, la sangre, el dolor.
Fefé me ofrece una cerveza.
Busco excusas y no las tengo. Tampoco las tenía entonces.
Los motivos ahora no los recuerdo, sólo sé que ahí siguen, esperando como la memoria, cualquier provocación.
Me doy miedo.
Tal vez sí me tome una cerveza.
Comentarios
Me pones a pensar muchas cosas cuando vuelvo a leer la entrada, pero como dice el tag, tus pinchis cosas.
Saludos
Un abrazo fuerte.
saludos y salud
(con tkt aunque trabajes para la competencia) jeje
Salud.