Deben ser las vísperas
Hizo aire toda la noche.
Cuando estoy en la cama el viento me hace feliz. Me sé entre las cobijas, arropada y sin miedos.
Es en el día cuando no me gusta.
Amanecí recordando mis sueños. No me costó mucho. Nunca me cuesta mucho cuando sueño con ballenas.
Esta vez estaban muertas en la playa. No eran muy grandes y parecían tristes globos desinflados dejándose llevar por el mar.
En otro de mis sueños de anoche, entro a mi casa y la encuentro rodeada de peceras. Alguien las arma y cambia los peces de un lado a otro. Cuando yo lo intento hacer, los mato. De una forma o de otra.
Todos eran de color naranja.
Seguí en mi cama un rato más, recuperando todos los detalles. Por la orilla de la ventana entraba un haz de luz que se reflejaba fuertemente sobre la pared. El viento tiraba cosas y empujaba a los retazos de nubes de un lado a otro. Algunas veces pasaban ante el sol causando que la luz reflejada en la pared disminuyera en intensidad. Curiosísimo el efecto del nublado. Parecía que en esos segundos sin luz, todo se callara, el viento se aplacaba y eso me hizo sentir mejor.
Fue entonces que me levanté.
Decidí que pondría papel sobre las ventanas, que no entrara el sol, que el viento no me molestara más, que no hubiera más ruido.
Fui a la ventana de la sala con el papel y la cinta en la mano y lo que vi me encantó: la calle llena de hojas de los últimos árboles. Los que resistieron más. Los más fuertes que se aferraron a su vestido amarillo y dorado. Mi vecina perseguía hojas con su escoba y recogedor. Su afán de limpieza a veces amenaza mi banqueta, cosa que me inquieta. Pero en esta ocasión ella estaba perdiendo, caminando de un lado a otro tras las hojas, como si ante su voluntad se fueran a detener sólo para dejarse amontonar dentro de bolsas y ser arrojadas a la basura.
Me reí con tantas ganas que tuve que agradecerle al viento que me sacara de la cama.
Se me olvidaron incluso las ballenas.
Cuando estoy en la cama el viento me hace feliz. Me sé entre las cobijas, arropada y sin miedos.
Es en el día cuando no me gusta.
Amanecí recordando mis sueños. No me costó mucho. Nunca me cuesta mucho cuando sueño con ballenas.
Esta vez estaban muertas en la playa. No eran muy grandes y parecían tristes globos desinflados dejándose llevar por el mar.
En otro de mis sueños de anoche, entro a mi casa y la encuentro rodeada de peceras. Alguien las arma y cambia los peces de un lado a otro. Cuando yo lo intento hacer, los mato. De una forma o de otra.
Todos eran de color naranja.
Seguí en mi cama un rato más, recuperando todos los detalles. Por la orilla de la ventana entraba un haz de luz que se reflejaba fuertemente sobre la pared. El viento tiraba cosas y empujaba a los retazos de nubes de un lado a otro. Algunas veces pasaban ante el sol causando que la luz reflejada en la pared disminuyera en intensidad. Curiosísimo el efecto del nublado. Parecía que en esos segundos sin luz, todo se callara, el viento se aplacaba y eso me hizo sentir mejor.
Fue entonces que me levanté.
Decidí que pondría papel sobre las ventanas, que no entrara el sol, que el viento no me molestara más, que no hubiera más ruido.
Fui a la ventana de la sala con el papel y la cinta en la mano y lo que vi me encantó: la calle llena de hojas de los últimos árboles. Los que resistieron más. Los más fuertes que se aferraron a su vestido amarillo y dorado. Mi vecina perseguía hojas con su escoba y recogedor. Su afán de limpieza a veces amenaza mi banqueta, cosa que me inquieta. Pero en esta ocasión ella estaba perdiendo, caminando de un lado a otro tras las hojas, como si ante su voluntad se fueran a detener sólo para dejarse amontonar dentro de bolsas y ser arrojadas a la basura.
Me reí con tantas ganas que tuve que agradecerle al viento que me sacara de la cama.
Se me olvidaron incluso las ballenas.
Comentarios
eso de soñar con ballenas ta raro...
Ave, ésa es otra perspectiva que yo no había pensado. Siempre creí que mis sueños con ballenas significaban que debía unirme a GreenPeace. Pero lo de ser marinera me gusta.
Y me recuerda un poema de Neruda.
Aca tenemos montones de hojas rojas, grandes y quebradizas. Si quieres te junto un costal y vamos en la noche a vaciarlo en el patio de tu vecina, nomas para repetir la escena en la mañana para que asi la veamos todos. Yo llevo palomitas.
A lo mejor si eras marinera, tu.
"Hey tu marinero
si un día mi canto
a ti te perdió
escucha el aullido
que da la sirena por este rincón
Hey tu marinero
rescatame pronto
liberame ya de esta ciudad"
Lo de marinera, pue que sí. Así entendería mejor los sueños de las ballenas y mi amor a las sirenas. Yo
Me ha encantado!!! mas lo de las calles llenas de hojas...