El caldo

El año pasado, a mediados de noviembre, salimos con rumbo al rancho de Fefé --hijo predilecto de Cuchillo Parado (no es albur, puse enlace a Wikipedia)-- para festejar el 98 aniversario del levantamiento armado (Cuchillo es una de las chorromil localidades que se disputan el título de cuna de la revolución).
Después de visitar algunos parientes, Fefé dijo "Estamos bien cerca de la frontera ¿vamos a Presidio?". ¿Y qué hay en Presidio? Nada. "Bueno, vamos a Alpine, que los niños conozcan la universidad". Y pues agarramos camino. Ya estando del otro lado decidimos mejor irnos hasta White´s City a visitar las Cavernas de Carlsbad. Llegamos de noche y por la mañana hicimos una visita a los murciélagos. Pensamos regresarnos pero... ya veríamos qué encontrábamos en la carretera. Lo que nos encontramos fue el pueblo de mis sueños, lo más parecido a Cicely que me hubiera topado. Cloudcroft está en Nuevo México, muy cerca de Ruidoso. Días antes había nevado y se podía apreciar todavía nieve en algunos puntos del pueblo. Cuando abrimos la puerta del auto para bajarnos a comer en el Texas Pit, casi nos fulmina la temperatura. Estaba haciendo un frío de la rechingada y nosotros andábamos muy otoñales todavía, con nada más que un suéter ligero. Nos metimos a madre a la cafetería y encargamos lo más caliente que encontramos en el menú. A mí me trajeron un plato enorme de un caldillo de carne delicioso que a los minutos de empezar a comerlo hizo que regresara mi congelada alma al cuerpo.
La comida, los chocolates calientes, los pastelitos y la conversación con Blanca, la mesera, convirtieron esa parada en lo mejor del viaje. Ahí decidimos que no iríamos a Ruidoso, no llevábamos la ropa adecuada, pero nos iríamos a Alamogordo al Museo de Historia Espacial y luego de unas compras, finalmente a casa.

El recuerdo de ese caldillo me ha estado persiguiendo desde que me desperté. Los 2° C con los que amanecimos me hicieron decidir el menú de hoy.
Tengo todo preparado: la carne, las verduras, los pastelitos.
Ahora sólo falta comenzar a cocinar y con los aromas de la comida, rememorar las pequeñas travesías que conforman la memoria de lo que somos.

Comentarios

Anónimo dijo…
sin lugar a dudas lo mejor de los viajes, o lo que los marcan, siempre es la comida.
que viaje tan rico tuvieron!

saludos!
aaaaaaaaaaa, como quisiera estar allá

saludos y buen provecho!!
Yum, yum... sí, creo que la comida y las pláticas, alrededor de la comida, es lo que se me queda más grabado de un viaje.

Ben, el clima está riquísimo. En la mañana cayó un poquito de aguanieve y ahorita hace un frío rico.
todavia dijo…
Pero nos vas a contar como te quedo el caldillo verdad?? y hasta vas a poner la receta por si algunos denosotros se anima, cierto??? andale!

Vi una foto de Cloudcroft del 2 de diciembre y... aes el polo norte!!! parece estampa de navidad, nomas le falta un minton de renos jalando un trineo. Asi andaban nomas con un seueter!!???
Anónimo dijo…
toda mi juventud jugue americano (a eso se debe que me duela todo cuando hace frio) y cada año nos tocaba hacer un juego contra la academia militar de roswell, y precisamente el juego era en cloudcroft, el mayor sueño de cualquier puberto, viernes por la noche, en un estadio increible y las gradas llenas de gringos gritando, de los mejores recuerdos que tengo
SandyGallia dijo…
Wooooooooooow que bonito! muchas de mis mejores experiencias son ayudando al macho alfa de esta manada a preparar los ingredientes para que cocine (yo ya he dicho que soy una negada y mi blog lo constata XDD) y mis mayores recuerdos de mis viajes y mi tierra son comida XD
Juano dijo…
jojojo mi senora madre hizo caldo de res tambien jajaja neta que si te regresan el alma al puerco :P ayer estabamos a -3 y yo hechando beer a orillas del bravo xD
Todavía: Al caldo le eché un resto de cosas y salió muy bueno. No tengo receta, no anoté, pero cualquier combinación de ingredientes cárnicos con caldosos resulta bien.
Y sí, por ahí tengo una foto con mi suetercito gacho y mi taza de chocolate, tratando de entrar en calor.

Anónimo: Harry quería ir a Roswell el año pasado, pero se lo vamos a seguir debiendo. Tan distintos Roswell y Cloudcroft.

Sandy: a mí también me encanta hacer comida en pareja. Sale más buena.

Juano: Mmmm.. un caldazo de res con limoncito y chipotle.... creo que eso voy a hacer mañana.
La Negra dijo…
ay que ricooooo!! yo soy de la ideea que a donde vaya uno hay que porbar la comida local, siempre encuentra uno agradables sorpresas. Yo el otro dia hice un caldo tlalpeño muy rico, que me recordó mis días en México, snif.
Yo también tengo esa política en nuestras salidas. Por eso hemos probado cada platillo... desde hormigas hasta iguanas, cocodrilos y jabalí...
Pero lo más peligroso ha sido en Estados Unidos, en los restaurantes donde sirven desayunos consistentes en huevos, tocino, hot cakes, salchichas y carne. En un solo plato. Mis arterias tiemblan nomás de recordarlos. Pero hay que estar siempre abierto no?
Se me antojaron dos cosas: Viajar en las carreteras de Arizona y comer caldo de res.
Sí, también tengo ganas de viajar por Nuevo México y visitar Taos. O ir a Arizona por mi tía para que pase navidad aquí y de paso visitar a gente que quiero en Phoenix. Uy, tantos deseos, tan poco dinero.

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