Quihúbo, qué...

Ayer pasé todo el día en la casa.
Ésa no es vida.
Claro que ya vienen los días en los que se antoja más que otra cosa quedarse en casa, viendo al frío quedarse del otro lado de la ventana, con una taza de café en la mano y una cobija encima.
Tuve el placer de disfrutar de esos días por primera vez el año pasado.
No sé si el antojo me dure para este año también. O deje asté el antojo... la necesidad.

Hoy debiera estar estresadísima pensando en la impartición de un curso, y los eventos deportivos de los hijos y la chingada, pero se canceló el curso y siento como que me falta mi dosis de tensión.
También me falta mi dosis de café.

Me voy a la calle.
No faltará qué hacer ni qué comprar o qué pagar.

Les dejo unos pedacitos de un documental que vi anoche (y que se me pasó ver en el cine hace algunos años) el cual recomiendo ampliamente.
Hermoso, mágico y triste.

Comentarios

aAAH YO también me perdí del olvido al no me acuerdooooo

y sabes qué. A mí también me falta mi dosis de tensión, he estado güevoneando mucho, pero ayer llegó mi soegra a la casa, a ver qué tanta tensión se suelta, hajaaaahaha
Presumido.
Algo similar necesito yo.
O no, diría mi pisicólogo, quesque hay que reaprender a vivir sin estrés. Será?
Anónimo dijo…
será que nos gusta la mala vida y solo bajo presión jalamos bien??
quien sabe, pero mientras hay que disfrutar los momentos de calma.

gracias por el tecito virtual!
Sí, Ann. Ahorita cualquier momento de paz es un pedacito de vida que no regresa.

Un gran abrazo y buena vibra.
así es, tú psic tiene razón. Algo así pasó con algunos judíos después de que los liberaron de los campos de concentración: ya no sabían que hacer ni a dónde ir.
Pues sí, y a poco no también nos encanta? Si no sentimos estrés, no sentimos que estamos siendo productivos. Jejeje...

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