Me desperté con la tonadita de una canción aprendida hace casi 25 años. Era el himno de un jardín del niños al que asistí durante el año que mi madre estudió estilismo. Estaba cerca de la escuela de mi mamá, y ella me recogía a las 12 de mediodía. A esa hora, para hacer tiempo antes de ir a la escuela de mis hermanos, íbamos a un Kentucky cercano. Y caminábamos despacito viendo los aparadores de las tiendas hasta llegar a la primaria. En uno de esos aparadores me enamoré de un estuche de médico, que cambié tristemente, como Esaú su primogenitura, por un ábaco barato. Si a mí ni me gustaban las matemáticas.
Estos recuerdos se me amontonaron de la cama a la puerta del baño, y había más amenazando con brotar. Los percibí asomando sus cabecillas (la obra de teatro de hormiguitas, el lodazal bajo los columpios, los delantalitos amarillos y rojos, la vez que se me hizo tarde) pero un dolor abrupto en el estómago los detuvo.
Ya me había dado antes el dolor, era molesto pero pasajero. Sin embargo hoy no se fue. Estuve esperando que se fuera después de que con trabajos me vestí. Esperé hasta el último minuto en que tuve oportunidad de irme a trabajar. Pero no se fue.
Tuve que ir al doctor. Tengo úlceras estomacales consecuencia del tratamiento médico anterior (sí, sí, y también del café, el alcohol y el tabaco). Tantos años cuidándome sin tragar papitas en valentina, y mugres de ésas, para darme cuenta que es posible que mi dieta ni el estrés tengan nada que ver. Tal vez tengo una bacteria. O una hernia hiatal. Nunca antes... me dije y Fefé me dio la bienvenida a la edad del Nunca antes. Todavía faltan dos meses, murmuré por lo bajo, pero mi cuerpo no estuvo de acuerdo.

No vuelvo a ir al médico.
Todavía que me saca lo de las úlceras me dice que tengo que ir al neumólogo por posibles hongos en los pulmones (alucinógenos, espero) y al ginecólogo, por probable tumoración benigna.
Si yo nomás tenía un dolorcito estomacal.

Si me concentro un poco, mis recuerdos atemorizados por el dolor, vuelven a aparecer.
La estatua de Caperucita roja y el lobo al frente del jardín, era bellísima.
Y la tonadita iba "Adelante, DIF Sonora... vamos juntos..."

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