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Ya estamos en casa.
Poco a poco nos vamos ordenando.
El duelo también se va ordenando.
En algún lugar leí que el dolor por la muerte de un ser querido golpea como las olas.
Luego escuché a mi comadre decirlo también.
Es una excelente metáfora.
Al principio las olas golpean con fuerza, tanta que es capaz de causar un naufragio. Sólo resta aferrarse a lo que sea para no ahogarse. Las fotos, los recuerdos, la memoria de una carcajada. Los amigos que están sufriendo el mismo dolor también son buenos asideros.
Después de un tiempo, aunque las olas siguen siendo altas y fuertes, llegan con menos frecuencia y te permiten un respiro; sin embargo, un lugar, un aroma o una imagen pueden nuevamente causar dolor. Golpea la ola con fuerza.
Pasado otro rato, las olas son menos altos, menos frecuentes. El golpe de la ola no es ya tan fuerte. Es tolerable. Incluso puede ser suave y dulce.
Con Paty fue así. Algunos lugares me la traen a la mente de inmediato y aunque siento ganas de llorar, no duele tanto. La extraño.
Con Luis supongo que será diferente. Son muchos los recuerdos. Pero también son muchos los restos del naufragio a los cuales nos podemos aferrar.
Ha pasado sólo una semana desde que murió. Ha habido un par de días que han sido muy duros. Una tarde en un supermercado me puse mal. Fue el día de la entrega de sus cenizas. No quise, no pude ir.
Manejar no ha sido muy buena idea. Resulta que el auto es el mejor lugar para llorar y es un poco riesgoso hacerlo.
Otros días han sido muy tolerables. La mudanza me ha tenido ocupada. Los hijos y el marido en casa también. Ver a los amigos, hablar con ellos, contar anécdotas de Luis, reír con los recuerdos, llorar a solas, ha sido terapéutico.
Sé que las olas vendrán menos amenazadoras cada día.
Entretanto, podemos funcionar.

Te voy a extrañar.







Comentarios

Juano dijo…
Se me ha ido mucha gente, mis padres siguen conmigo pero ninguno de mis abuelos, nunca me sentí tan triste como cuando murió un tío, aún sigo sintiendo esas olas golpear, antes lloraba pero ahora sonrío al recordar, tiempo es lo único que ayuda.
ranasanchez dijo…
¿Qué te digo? al reincorporarme a mi trabajo y revisar los periódicos que dejé de hojear por las vacaciones, y me encuentro con la publicación en El Diario sobre el fallecimiento de Luis. Se me removieron las emociones, las sensaciones y los recuerdos. Saber que ya no está, duele y mucho.
Gracias, Juano.

Sip, Ana. Y hubo tantas cosas vividas que casi todo termina removiendo recuerdos.
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