-- Lizeth me molesta mucho en los recreos -- se quejaba Harry hace unos días, a la hora de la comida-- me jala el cabello, se burla...
-- ¿Por qué no le dices a la maestra?
-- Pues porque es mi amiga y no quiero perder su amistad.
-- ¿Y por qué no le dices eso a Lizeth? "Mira Lizeth, somos amigos y no quiero perder tu amistad, no quiero que me molestes más."
-- ¡Qué cursi!
-- Persíguela -- le aconseja William-- corretéala un rato hasta que se canse y se vaya a jugar con sus amigas.
-- Mmm... buena idea. Voy a probar.
Hoy William no quería ir al entrenamiento de futbol. Tampoco me quería decir por qué. Finalmente accedió a contarme y como Harry estaba cerca, optó por hablarme en clave.
-- Efesquefe Afandrefés mefe mofolefestafa mufuchofo.
-- ¡¿Que Andrés te molesta mucho?! --grita Harry desde el comedor.
-- Ya qué... Sí, Andrés me está molestando, me dice que juego muy mal. Y cuando él me dice eso, todos los demás comienzan a decirme cosas. No quiero ir al entrenamiento.
-- Deberías decirle al entrenador --le comento yo.
-- No me hará caso, además van a decir que soy un chismoso.
-- Pero no puedes permitir que te lastime...
-- Por eso no quiero ir -- me dice ya con lágrimas en los ojos-- además a veces, jugando, comienza a pegarme y no me gusta. Ya no quiero estar en el equipo tampoco.
En ese punto Harry entra como un torbellino a la habitación.
-- ¡Pues enfréntate con él! Si te pega, pégale tú también. Él cree que eres débil porque te portas bien, pero va a seguirte molestando si no haces algo.
-- No, Harry --intervengo-- no es la forma de resolver el problema.
-- A mí me hacían lo mismo, se burlaban porque me veían chiquito y no me iba a poder defender, pero entonces comencé a pegarles en las espinillas y me dejaron en paz. ¡Debes hacerlo, William, no dejes el equipo por su culpa!
Después de escucharlos, lo único que se me ocurre hacer es ponerles un video chistoso para que ambos se calmen.
William se levanta, se pone la ropa de entrenamiento y nos vamos a la escuela.
Pienso y pienso en estas pláticas cotidianas y al reflexionar sobre mis comentarios dejo de sorprenderme de por qué los adolescentes se alejan de los padres y buscan respuestas a sus dudas con sus amigos.
Me escucho y me oigo como una maestra, o una madre... mis palabras son palabras de revistas con consejos para padres o de libros sobre educación. Y la verdad, no tienen nada que ver con las verdaderas dificultades, dudas o preguntas de mis hijos.
¿Qué hacer?
¿Convertirme en una mamá "cool" y decirles lo que quieren escuchar?
¿Asumir mi ineptitud y dejar que hagan lo que quieran?
¿Seguir actuando como guía de cartón?
Todavía no estoy muy segura de dónde está el balance. Soy nueva en esta etapa de la vida de mis hijos. Somos nuevos los tres.
Alguna vez mis consejos tuvieron algún efecto. Ya no.
Tal vez por ahora sólo me resta confiar en que los he educado de la mejor manera posible y dar gracias de que se tienen el uno al otro.
Seguramente, en ese ínter, voy a aprender mucho de los dos.
-- ¿Por qué no le dices a la maestra?
-- Pues porque es mi amiga y no quiero perder su amistad.
-- ¿Y por qué no le dices eso a Lizeth? "Mira Lizeth, somos amigos y no quiero perder tu amistad, no quiero que me molestes más."
-- ¡Qué cursi!
-- Persíguela -- le aconseja William-- corretéala un rato hasta que se canse y se vaya a jugar con sus amigas.
-- Mmm... buena idea. Voy a probar.
Hoy William no quería ir al entrenamiento de futbol. Tampoco me quería decir por qué. Finalmente accedió a contarme y como Harry estaba cerca, optó por hablarme en clave.
-- Efesquefe Afandrefés mefe mofolefestafa mufuchofo.
-- ¡¿Que Andrés te molesta mucho?! --grita Harry desde el comedor.
-- Ya qué... Sí, Andrés me está molestando, me dice que juego muy mal. Y cuando él me dice eso, todos los demás comienzan a decirme cosas. No quiero ir al entrenamiento.
-- Deberías decirle al entrenador --le comento yo.
-- No me hará caso, además van a decir que soy un chismoso.
-- Pero no puedes permitir que te lastime...
-- Por eso no quiero ir -- me dice ya con lágrimas en los ojos-- además a veces, jugando, comienza a pegarme y no me gusta. Ya no quiero estar en el equipo tampoco.
En ese punto Harry entra como un torbellino a la habitación.
-- ¡Pues enfréntate con él! Si te pega, pégale tú también. Él cree que eres débil porque te portas bien, pero va a seguirte molestando si no haces algo.
-- No, Harry --intervengo-- no es la forma de resolver el problema.
-- A mí me hacían lo mismo, se burlaban porque me veían chiquito y no me iba a poder defender, pero entonces comencé a pegarles en las espinillas y me dejaron en paz. ¡Debes hacerlo, William, no dejes el equipo por su culpa!
Después de escucharlos, lo único que se me ocurre hacer es ponerles un video chistoso para que ambos se calmen.
William se levanta, se pone la ropa de entrenamiento y nos vamos a la escuela.
Pienso y pienso en estas pláticas cotidianas y al reflexionar sobre mis comentarios dejo de sorprenderme de por qué los adolescentes se alejan de los padres y buscan respuestas a sus dudas con sus amigos.
Me escucho y me oigo como una maestra, o una madre... mis palabras son palabras de revistas con consejos para padres o de libros sobre educación. Y la verdad, no tienen nada que ver con las verdaderas dificultades, dudas o preguntas de mis hijos.
¿Qué hacer?
¿Convertirme en una mamá "cool" y decirles lo que quieren escuchar?
¿Asumir mi ineptitud y dejar que hagan lo que quieran?
¿Seguir actuando como guía de cartón?
Todavía no estoy muy segura de dónde está el balance. Soy nueva en esta etapa de la vida de mis hijos. Somos nuevos los tres.
Alguna vez mis consejos tuvieron algún efecto. Ya no.
Tal vez por ahora sólo me resta confiar en que los he educado de la mejor manera posible y dar gracias de que se tienen el uno al otro.
Seguramente, en ese ínter, voy a aprender mucho de los dos.
Comentarios
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y al rato te mando un folleto con respecto a este asunto (si lo encuentro pronto, jeje)
hubo un tiempo que yo fui "pseudo bully" (me encabroné en un partido de basket porque mis compas no me pasaban el balón y se la quité a un vato. en otro equipo, un año después, se la quité a un compa, que estaba chupatruseando y si no mal recuerdo le pegué.) El caso es que entendí pronto que no era por ahí
Quizá tu chavo, si lo molestan por como juega, debería decir: "hago lo que puedo, cabrón!?" o algo asi como: "no veo que tú seas (inserte jugador de fucho preferido)" y enfrentar directamente a su agresor: "ya, no? Por qué chingados me pegas? ya te dije que no ando con tu hermana (o una mamada por el estilo)" y de forma especial, es quizá necesario que el chavo se plantee seriamente si lo suyo es el fucho o no.
atajar de manera directa el problema no le hará ningún daño, ahora es el momento perfecto para que aprenda que ser claro y directo con todos es la manera más pacífica de solucionar las cosas.
Bueno, creo que ya me la expandí demasiado. Ojalá se resuelva pronto.
Definitivamente, es él el que tiene que parar esto. No quiere responder porque dice que no sirve de nada. A lo mejor, como dice Harry, con un chingazo...
Y pues con respecto a si lo suyo es el fut, pues todavía no es una prioridad para él decidirlo... aunque para mí sí es prioritario que lo practique. Pasa mucho tiempo editando sus videos en la compu y necesita el ejercicio, así como ser parte de un equipo.
Espero que le haga caso a su hermano, mi papel es decir "No, William, golpes no" aunque por dentro diga "Yes!"
como madre no debemos decirles lo que quieren escuchar, para nada, pero de alguna manera ponernos en sus zapatos, recordar lo que nos pasó a nosotros y encontrar la manera adulta (y practica) de resolver la vida.
changos, es bien dificil, afortunadamente tus hijos se tienen el uno al otro.
saluditos.
La verdad yo nunca he dicho "no te agarres a trancasos con nadie" porque yo si le entro a los cates cuando hace falta. Y tampoco digo "calla y sé prudente" porque a mi lo que me faltan siempre son pelos en la lengua.
Hasta el momento los problemas de La Princesa han sido librados de ambas formas, a palabrasos y a trancasos, y no puedo negar un interno "yes!!" con el respectivo aplauso y acongojamiento por las consecuencias que tengan que llegar para ambas.
Mi abuelita siempre dice: "Los niños aprenden con los adultos, por los adultos y a pesar de los adultos", creo que solo hay que confiar en la oxigenación cerebral...
También creo que es necesario relativizar, todo no es acoso escolar. Hasta cierto punto es normal que los niños se metan unos con otros pues a esas edades se tiene un punto cruel.
Ahora bien si la cosa pasa a mayores el niño tiene saber que es necesario defenderse. Verbalmente, como primer recurso y físicamente como recurso excepcional.
Yo sólo me he "peleado" una vez en mi vida y fué por que otro niño (un mantón escolar) me dió un puñetazo y respondí. Ahí se acabaron mis problemas con ese niño. Y fué suficiente un sólo guantazo. Pero él captó el mensaje, éste (yo) no es presa fácil.
Otros compañeros nunca dieron ese paso y fueron blanco de bromas pesadas durante años.
No se trata de dar palizas, pero si de saber dar un golpe encima de la mesa. Y decir hasta aquí hemos llegado.
Peungmasta, no sé qué habría hecho ayer sin el video.
Anoche que platicaba con el marido me dijo algo que me cascó: tenemos que seguirlos aconsejando de la manera en que lo hacemos, aunque sonemos anacrónicos. Somos sus referentes, como dice JChef. Van a recibir muchos consejos en su vida, por parte de mucha gente y esperamos poder ser lo que le dé equilibrio a las decisiones que tengan que tomar.
A veces un chingazo funciona... como decía un terapeuta conocido, hay círculos que sólo pueden romperse así.
Gracias a todos por el tiempo que se tomaron en comentar este post, deveras que aprecio sus palabras.
Le pediré al camarada que cuente la historia de cuando le pegó un batazo al niño que lo jodía y le quitaba el dinero en el recreo, así como que no quiere la cosa, como en una charla cualquiera...
Creo que a esa corta edad los niños no entienden palabras, y entre mas le diga que no lo haga pues lo hará mas seguido, no hay nada que un buen chingadazo no pueda corregir, tu nada mas dile que no se deje, es la naturaleza de todos los hombres, y su papa que dice al respecto?
Bueno, un bloque enorme de responsabilidad nos dejó caer el camarada ayer que hablamos.
Y ya si el maestro no actúa, al menos queda el antecedente.