Dice Harry que ya huele a navidad. La verdad es que huele a calentón encendido.
Y no de los españoles, por aquéllo de que nuestra casa se decida a explotar como pasó aquí cerquitas. (Ahora la inmobiliaria se hace publicidad a costa del accidente: Con nuestros nuevos materiales, si se te cae la casa encima, ¡no te mueres!)

También huele a navidad en las reuniones. Vamos a hacer un intercambio escucho por todos lados. Y me doy cuenta que aún siendo lo antisocial que soy, pertenezco a grupúsculos sociales varios. Eso significa gastar más dinero en intercambios. Por eso me encanta el grupo (Y).
- Hay que hacer un intercambio.
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!
(Al unísono por parte de los otros cuatro integrantes del grupo)

Conforme se acerca diciembre sólo puedo pensar en partidos de fútbol, conciertos de navidad y recitales de música. Pero terminandito... ¡ja! el día 27 de diciembre nos pelamos. Lista la ruta Chih-Mty-La Habana-Mty-Chih. Por cierto ¿Ya vieron los precios de la aerolínea Viva Aerobus? Bara, bara... creo que sus aviones se impulsan por fuerzas ajenas a las conocidas. No regalan cacahuates. No hay aeromozas. No tienen boletos. Posiblemente los aviones tampoco tengan turbinas. Pero nos prometieron que de que llegamos, llegamos.


Hoy vi un señor muy gordo con unas nalgas enormes.
Raro, muy raro.

William quiere un teclado (no de computadora), un globo terráqueo y un reproductor de mp3 en navidad.
Harry quiere un karaoke, una bicicleta y un reproductor de mp3.
Yo nomás quiero que se me quite esta pinche tos que me tiene hasta la madre.
Y también que avisen si se vuelve a presentar Astrid Hadad en esta ciudad (o sea, nunca).

Y no hay más.

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