No sé qué tanto me evadí del mundo durante las últimas celebraciones.
Hoy me encontré con un Alex que está a punto de perder su tercer diente, que se puso feliz al recibir un libro de regalo y que fue trasladado a otro grupo de natación por sus avances.



Darío… ejem… tiene su propia forma de crecer.

PRIMITA: Tía ¿es cierto que el primer carro de mi mamá fue un “herbie”?
DARÍO: ¿Un qué?
PRIMITA: (sonriendo pícaramente por su ingenio) “Herbie”. Es que los bochos se parecen al auto de la película.
DARÍO: (susurrando) Qué chistosito.

Un ejemplo más:
Ruidos exteriores: niños peleándose.
Entra Darío a casa.
MAMÁ: ¿Qué está pasando, Darío?
DARÍO: (en ese tono gansteril que la mamá del Chapo Guzmán debe haber escuchado muchas veces) Nada, madre. No pasa nada.

Ha crecido.
Se siente más maduro.
Con mayor capacidad para resolver sus problemas sin tener que recurrir a mamá y papá.
Usa la bicicleta de su hermano sin casco.

Pero hay que verlo en la alberca batallando con los flotadores para recobrar al nene que una vez tuve.

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