Mi jefe se va dos semanas a Rusia. Me dejó encargada su clase de Historia del Arte, cosa que me hace muy feliz. De todos modos tuve que hacerme la difícil y decirle que a cambio de las clases me trajera una Matrushka. Me miró con cierto gesto que no pude interpretar en el momento y respondió: "Sí, con todo gusto te doy una Matrushka".

Lo pienso y lo pienso y cada vez me convenzo más de que no estábamos refiriéndonos a la misma cosa. (Sí, soy bastante suspicaz).

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