Pythonesque
Shopping
Cuando tienes dos hijos que se llevan un año de diferencia, los gastos no terminan nunca. Así que aprendimos a engañarnos: "Cuando ya no tengan que tomar leche de fórmula, cuánto nos vamos a ahorrar", "Cuando dejen los pañales...", "Cuando dejen de romper todo lo que se les atraviesa"...
Ahora comen de todo, saben utilizar el baño y las mermas a nivel material son cada vez menos. Pero, precisamente porque comen de todo (y como adultos) y porque son niños grandes que ya no usan pañales sino que requieren un extenso guardarropa, los gastos siguen sin terminar nunca.
Sin embargo, por lo mismo, hemos adoptado una nueva filosofía. Si de todos modos nunca vamos a tener dinero suficiente, pues hay que gastarlo antes de que se evapore.
En realidad es una filosofía que muy recientemente adquirimos y aún no la dominamos por completo.
Por eso valoré tanto que el día de ayer, compras semanales, Fefé me comprara una latota de duraznos en almíbar, una cajita de sushi, un tinte para el cabello (del cual hablaremos más tarde), una lata de Spam (de la cual hablaremos más tarde, también) y un libro de Augusto Monterroso.
Todo sabe delicioso cuando no te lo esperas.
Tinte para el cabello
Dado el terrible fracaso que fue el color púrpura en mi cabello, decidí cambiar de tono.
No me decidía entre el borgoña y el rojo ardiente. Sobre todo el rojo no me convencía, por todo aquello que he dicho contra las pelirrojas. Aún así decidí someter la elección al punto de vista de Fefé. "¿Cuál te gusta?" "Éste". Así de fácil. Rojo ardiente sería.
Al llegar a la casa y ver con más tranquilidad y bajo la luz de la sala la cajita del tinte nuevamente, me asaltaron dudas. "Oye, Fefé, ¿de veras te gustó más éste que el Borgoña?" "No, me gustó más la morra del pelo rojo que la otra".
¿Cuándo le vuelvo a pedir opinión? Ya saben la respuesta.
Spam
Soy una persona muy clavada. Desde chica, cuando algo me gustaba, debía tener todo lo que se pudiera conseguir. En preescolar, la lonchera de los Dukes de Hazard; en primaria, todo el merchandise de E.T.; en secundaria, como buena adolescente, New Kids on the block (por eso quedé tan dañada); en preparatoria, Gabriel García Márquez y en la Universidad, el cine.
En ese aspecto he conservado a mi niño interno. Como la fiesta que armé cuando Fefé me regaló una navidad libros, revistas, cd´s y playeras de Lord of the Rings. Y como regularmente lo que brota es mi adolescente interno (y tiene un pésimo humor), Fefé suele regalarme cosas que me hacen brincar en la cama.
Y anoche fue una lata de spam.
No comía una mugre de ésas desde segundo de secundaria, que acampamos junto a un río sin agua y no teníamos comida. Una lata de spam nos salvó de comernos entre nosotros .
¿Y qué tiene de especial el spam?
Bueno, todo se remite a cierta noche de tedio hace muchos años en que no había nada que ver en la televisión. Zapping y zapping... y de repente, en el 22 del CONACULTA, ocurrió. Escenas de una película situada en el medievo. Nos llamó mucho la atención la escena: Beware of the rabbit, rezaba la leyenda frente a una cueva donde los valientes caballeros entraban pero no salían.
Después me destrampé de la risa y a raíz de ahí me convertí en una adicta del Monty Python.
Desgraciadamente, en esa época el mundo era pequeño y no era sencillo acceder a grabaciones del Flying Circus o de las películas. Me tuve que conformar con Un pez llamado Wanda y una que otra aparición en alguna película.
Pero esto del interné es maravilloso, si yo siempre lo he dicho.
Empecé hace unos años bajando mp3.
Luego, gracias al Directv, pude ver The meaning of life y las series del MPFC.
Y más recientemente, leyendo a Alberto Chimal, y su artículo "La locura como demolición", me cayó el veinte que podía bajar algunos videos, en lo que llegan los dvd´s que mandé pedir.
Fefé no entiende mi sentido del humor.
Sin embargo, no pudo ser indiferente al sketch de Spam.
Y es por eso que ahora hay una lata de Spam en mi alacena.
Ahora estoy pensando en qué desayunaremos mañana.
Para Fefé: eggs, sausage and spam.
Y para mí: Spam, spam, eggs, sausage, spam and spam.
Cuando tienes dos hijos que se llevan un año de diferencia, los gastos no terminan nunca. Así que aprendimos a engañarnos: "Cuando ya no tengan que tomar leche de fórmula, cuánto nos vamos a ahorrar", "Cuando dejen los pañales...", "Cuando dejen de romper todo lo que se les atraviesa"...
Ahora comen de todo, saben utilizar el baño y las mermas a nivel material son cada vez menos. Pero, precisamente porque comen de todo (y como adultos) y porque son niños grandes que ya no usan pañales sino que requieren un extenso guardarropa, los gastos siguen sin terminar nunca.
Sin embargo, por lo mismo, hemos adoptado una nueva filosofía. Si de todos modos nunca vamos a tener dinero suficiente, pues hay que gastarlo antes de que se evapore.
En realidad es una filosofía que muy recientemente adquirimos y aún no la dominamos por completo.
Por eso valoré tanto que el día de ayer, compras semanales, Fefé me comprara una latota de duraznos en almíbar, una cajita de sushi, un tinte para el cabello (del cual hablaremos más tarde), una lata de Spam (de la cual hablaremos más tarde, también) y un libro de Augusto Monterroso.
Todo sabe delicioso cuando no te lo esperas.
Tinte para el cabello
Dado el terrible fracaso que fue el color púrpura en mi cabello, decidí cambiar de tono.
No me decidía entre el borgoña y el rojo ardiente. Sobre todo el rojo no me convencía, por todo aquello que he dicho contra las pelirrojas. Aún así decidí someter la elección al punto de vista de Fefé. "¿Cuál te gusta?" "Éste". Así de fácil. Rojo ardiente sería.
Al llegar a la casa y ver con más tranquilidad y bajo la luz de la sala la cajita del tinte nuevamente, me asaltaron dudas. "Oye, Fefé, ¿de veras te gustó más éste que el Borgoña?" "No, me gustó más la morra del pelo rojo que la otra".
¿Cuándo le vuelvo a pedir opinión? Ya saben la respuesta.
Spam
Soy una persona muy clavada. Desde chica, cuando algo me gustaba, debía tener todo lo que se pudiera conseguir. En preescolar, la lonchera de los Dukes de Hazard; en primaria, todo el merchandise de E.T.; en secundaria, como buena adolescente, New Kids on the block (por eso quedé tan dañada); en preparatoria, Gabriel García Márquez y en la Universidad, el cine.
En ese aspecto he conservado a mi niño interno. Como la fiesta que armé cuando Fefé me regaló una navidad libros, revistas, cd´s y playeras de Lord of the Rings. Y como regularmente lo que brota es mi adolescente interno (y tiene un pésimo humor), Fefé suele regalarme cosas que me hacen brincar en la cama.
Y anoche fue una lata de spam.
No comía una mugre de ésas desde segundo de secundaria, que acampamos junto a un río sin agua y no teníamos comida. Una lata de spam nos salvó de comernos entre nosotros .
¿Y qué tiene de especial el spam?
Bueno, todo se remite a cierta noche de tedio hace muchos años en que no había nada que ver en la televisión. Zapping y zapping... y de repente, en el 22 del CONACULTA, ocurrió. Escenas de una película situada en el medievo. Nos llamó mucho la atención la escena: Beware of the rabbit, rezaba la leyenda frente a una cueva donde los valientes caballeros entraban pero no salían.
Después me destrampé de la risa y a raíz de ahí me convertí en una adicta del Monty Python.
Desgraciadamente, en esa época el mundo era pequeño y no era sencillo acceder a grabaciones del Flying Circus o de las películas. Me tuve que conformar con Un pez llamado Wanda y una que otra aparición en alguna película.
Pero esto del interné es maravilloso, si yo siempre lo he dicho.
Empecé hace unos años bajando mp3.
Luego, gracias al Directv, pude ver The meaning of life y las series del MPFC.
Y más recientemente, leyendo a Alberto Chimal, y su artículo "La locura como demolición", me cayó el veinte que podía bajar algunos videos, en lo que llegan los dvd´s que mandé pedir.
Fefé no entiende mi sentido del humor.
Sin embargo, no pudo ser indiferente al sketch de Spam.
Y es por eso que ahora hay una lata de Spam en mi alacena.
Ahora estoy pensando en qué desayunaremos mañana.
Para Fefé: eggs, sausage and spam.
Y para mí: Spam, spam, eggs, sausage, spam and spam.
Comentarios
Tú pide...
Cuales Peliculas traes entre ojos? DVD o VHS?
No te creas, ahi si me tienes que decir, porque aun no logro entender muy bien tus gustos cinemaograficos:P