Nice to have
Los sábados por la tarde nos subimos al carro y damos vueltas por la ciudad para que nos dé el aire. A veces encontramos gatos viéndonos desde una ventana, o perros invitándonos a pasar a su cochera. Otras veces pasamos por calles que no conocíamos. Y en una rara ocasión pasamos frente a una casa de la que nos enamoramos y con tal suerte que la casa se vendía y había una persona mostrándola.
Vi la casa y pensamos comprarla y rentarla como oficinas. Tal vez más adelante William y Harry podrían usarla, como estudio, como consultorio. O quizás yo podría dejar mi trabajo y convertir el espacio en un Co-Working.
Nos gustó tanto que hasta hicimos una solicitud de crédito, pero en estos momentos las cosas se mueven lentas y a la dueña de la casa le apuraba vender.
No la pudimos comprar y nos consolamos pensando que después será, que por el momento hay que terminar la que habitamos y dejar lista la otra casita para venderla.
Y está bien. No tenemos la necesidad, por fortuna.
Estuvo padre volverse a ilusionar.
Ya nos enamoraremos de nuevo en el futuro.
Comentarios