Planes
Ya tengo cubículoficina, de esas en las que tienes un grado muy limitado de privacidad porque la pantalla de tu máquina da directamente a la entrada y porque a falta de techo, se escucha cualquier conversación.
Extraño un poquito los gustos musicales variados de mis excompañeros y las posibilidades que teníamos en nuestra oficina, de escuchar a cualquier volumen, cantar, bailar, hablar, discutir y maldecir como marineros.
Mis compañeras nuevas no maldicen. Son buenas personas.
Extraño a mis muchachos.
Pero por otro lado, lo que voy aprendiendo del trabajo que debe hacerse en mi departamento, está muy interesante. Acá no padecemos la reportitis de mi extrabajo y hay posibilidad de enfocarse en cosas más importantes. Las cuales todavía no sé qué son pero las espero con ansias.
Por lo pronto ya me invitaron a trabajar al equipo de resolución de problemas de ingeniería y ya empecé a trabajar con los proyectos de la gerencia de operaciones. O sea, chidito todo.
El ambiente en general es muy agradable y en cuestión de alimentos, me van a echar a perder.
Es bueno que me han permitido empezar muy poco a poco, porque por parte de la maestría he estado perdidísima. Me tocó trabajar con un equipo de genios y yo siempre voy atrás. Y aunque hemos podido trabajar bien juntos y obtener buenos resultados, me siento como lastre y la sensación no es padre. Ya quiero que termine el semestre.
Ahora con este movimiento de trabajo, creo poder concretar un plan que traemos de hace tiempo.
Queremos comprar una casa más amplia y hemos estado buscando y viendo y parece que ya encontramos una que fue del gusto de todos. Porque en esta casa hay que pensar en todos y no me refiero únicamente a los hijos o a Fefé y yo. Tenemos que pensar en Lulú, Hobbes, Ringo y Lucky.
Encontrar un espacio adecuado para dos adultos, dos adolescentes, dos perros y dos gatos, situado cerca de escuelas y trabajos, con espacio para que los caninos corran y los felinos duerman, no ha sido fácil, pero creo que ya estamos por finalizar la búsqueda.
Si es así, vienen unos meses bien movidos. No sabemos aun si vamos a vender ésta que tenemos. Yo preferiría que no por el momento, para tener tiempo de mudarnos con calma.
No me gusta anticiparme aunque no puedo evitar pensar en un jardín donde mis gatos se meen, en una sala donde no choque con los muebles, un patio que Hobbes pueda destruir... y todas esas cosas bonitas que se hacen en familia.
Hagan changuitos.
Mis metas profesionales van a tener que cambiar.
Extraño un poquito los gustos musicales variados de mis excompañeros y las posibilidades que teníamos en nuestra oficina, de escuchar a cualquier volumen, cantar, bailar, hablar, discutir y maldecir como marineros.
Mis compañeras nuevas no maldicen. Son buenas personas.
Extraño a mis muchachos.
Pero por otro lado, lo que voy aprendiendo del trabajo que debe hacerse en mi departamento, está muy interesante. Acá no padecemos la reportitis de mi extrabajo y hay posibilidad de enfocarse en cosas más importantes. Las cuales todavía no sé qué son pero las espero con ansias.
Por lo pronto ya me invitaron a trabajar al equipo de resolución de problemas de ingeniería y ya empecé a trabajar con los proyectos de la gerencia de operaciones. O sea, chidito todo.
El ambiente en general es muy agradable y en cuestión de alimentos, me van a echar a perder.
Es bueno que me han permitido empezar muy poco a poco, porque por parte de la maestría he estado perdidísima. Me tocó trabajar con un equipo de genios y yo siempre voy atrás. Y aunque hemos podido trabajar bien juntos y obtener buenos resultados, me siento como lastre y la sensación no es padre. Ya quiero que termine el semestre.
Ahora con este movimiento de trabajo, creo poder concretar un plan que traemos de hace tiempo.
Queremos comprar una casa más amplia y hemos estado buscando y viendo y parece que ya encontramos una que fue del gusto de todos. Porque en esta casa hay que pensar en todos y no me refiero únicamente a los hijos o a Fefé y yo. Tenemos que pensar en Lulú, Hobbes, Ringo y Lucky.
Encontrar un espacio adecuado para dos adultos, dos adolescentes, dos perros y dos gatos, situado cerca de escuelas y trabajos, con espacio para que los caninos corran y los felinos duerman, no ha sido fácil, pero creo que ya estamos por finalizar la búsqueda.
Si es así, vienen unos meses bien movidos. No sabemos aun si vamos a vender ésta que tenemos. Yo preferiría que no por el momento, para tener tiempo de mudarnos con calma.
No me gusta anticiparme aunque no puedo evitar pensar en un jardín donde mis gatos se meen, en una sala donde no choque con los muebles, un patio que Hobbes pueda destruir... y todas esas cosas bonitas que se hacen en familia.
Hagan changuitos.
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