Post aguado
Pues no.
Que yo ni reflexiono en navidad ni hago nada de las cosas que dicen que deben de hacerse en estas fechas.
Mi festejos decembrinos giran en torno a tres cosas: familia, amigos y comida.
Todo lo demás que se supone debo hacer lo hago durante todo el año, a veces sin éxito y otras con alcances poco considerables.
Pasa la navidad y uno empieza a padecer la resaca no sólo del alcohol y los tamales, sino también de ese vacío que queda con el "¿Qué? ¿ya terminó? ¿tanto decorado, luces y estrés para que todo pasara tan rápido?".
Y henos aquí, de nuevo encarrerados en la rutina cotidiana.
Todavía no termina el fin de semana y yo ya estoy en La Ciudad de la Furia porque mañana debo impartir unos cursos muy temprano.
Me encantan estos días, que no se piense que no.
Y me encantan los regalos, el sentido último de estas fechas.
Santa llegó desde hace algunas semanas a casa. Los enanos querían un Kinect, para el cual estuvieron ahorrando varios meses y la última vez que tuvimos que ir a El Paso se los compramos, pero además les compramos, como regalo navideño, un nuevo XBox ya que él que tenían estaba bastante fregado. Tuvimos que dárselos juntos pues venían en la misma caja, con la advertencia de que ya no habría más obsequios.
En un principio los enanos estuvieron bastante contentos pero conforme fueron avanzando los días se dieron cuenta que era muy aburrido llegar al 25 sin esperar nada.
Para Fefé y para mí, en cambio, resultó grandioso pues no tuvimos niños gritando sobre la cama a las seis de la mañana.
Desafortunadamente ver la emoción de los hijos es una droga maravillosa y no pudimos abstenernos de comprarles algo más para que sí tuvieran una caja primorosamente envuelta que romper con desesperación.
Fue sumamente divertido hablarles para que despertaran a las once de la mañana y decirles que había regalos en la sala.
No me creyeron.
Les dije que había un par de cajas y que si no se levantaban en cinco segundos me las quedaría yo.
Con mucha desconfianza pero picados de curiosidad se levantaron.
William empezó a abrir su caja y Harry lo miraba. Al preguntarle por qué no abría la suya dijo que porque seguramente no habría nada adentro así que mejor esperaría. Apenas vio que William sacó un nuevo videojuego se abalanzó sobre su caja y encontró un reproductor de música y un disco de Queen.
Qué divertido es jugar con los sentimientos de los hijos.
Si no es para esto que somos padres, no sé para qué.
Sigue el festejo de fin de año.
Pinchi año que ya todo mundo desea que se acabe aun con la certeza de que el siguiente puede ser peor.
Pero los límites son siempre significativos.
Que yo ni reflexiono en navidad ni hago nada de las cosas que dicen que deben de hacerse en estas fechas.
Mi festejos decembrinos giran en torno a tres cosas: familia, amigos y comida.
Todo lo demás que se supone debo hacer lo hago durante todo el año, a veces sin éxito y otras con alcances poco considerables.
Pasa la navidad y uno empieza a padecer la resaca no sólo del alcohol y los tamales, sino también de ese vacío que queda con el "¿Qué? ¿ya terminó? ¿tanto decorado, luces y estrés para que todo pasara tan rápido?".
Y henos aquí, de nuevo encarrerados en la rutina cotidiana.
Todavía no termina el fin de semana y yo ya estoy en La Ciudad de la Furia porque mañana debo impartir unos cursos muy temprano.
Me encantan estos días, que no se piense que no.
Y me encantan los regalos, el sentido último de estas fechas.
Santa llegó desde hace algunas semanas a casa. Los enanos querían un Kinect, para el cual estuvieron ahorrando varios meses y la última vez que tuvimos que ir a El Paso se los compramos, pero además les compramos, como regalo navideño, un nuevo XBox ya que él que tenían estaba bastante fregado. Tuvimos que dárselos juntos pues venían en la misma caja, con la advertencia de que ya no habría más obsequios.
En un principio los enanos estuvieron bastante contentos pero conforme fueron avanzando los días se dieron cuenta que era muy aburrido llegar al 25 sin esperar nada.
Para Fefé y para mí, en cambio, resultó grandioso pues no tuvimos niños gritando sobre la cama a las seis de la mañana.
Desafortunadamente ver la emoción de los hijos es una droga maravillosa y no pudimos abstenernos de comprarles algo más para que sí tuvieran una caja primorosamente envuelta que romper con desesperación.
Fue sumamente divertido hablarles para que despertaran a las once de la mañana y decirles que había regalos en la sala.
No me creyeron.
Les dije que había un par de cajas y que si no se levantaban en cinco segundos me las quedaría yo.
Con mucha desconfianza pero picados de curiosidad se levantaron.
William empezó a abrir su caja y Harry lo miraba. Al preguntarle por qué no abría la suya dijo que porque seguramente no habría nada adentro así que mejor esperaría. Apenas vio que William sacó un nuevo videojuego se abalanzó sobre su caja y encontró un reproductor de música y un disco de Queen.
Qué divertido es jugar con los sentimientos de los hijos.
Si no es para esto que somos padres, no sé para qué.
Sigue el festejo de fin de año.
Pinchi año que ya todo mundo desea que se acabe aun con la certeza de que el siguiente puede ser peor.
Pero los límites son siempre significativos.
Comentarios
Los hijos también son para que los amenaces con mostrarles a sus amigos'esa' foto donde tenían 1 año y no traían pañal puesto =D
Los festejos navideños de todos nosotros giran en torno a la comida, lo que pasa es que le ponemos dosis de existencialismo para que parezca que no.
Y ahi viene el año nuevo, asi que agarrate, estomago.
Y también recibió un disco de Bon Jovi. Así es de curioso este chamaco.
Pero tienes razón, hay demasiadas cosas fuera del ámbito personal, que no permiten tener un balance positivo en el recuento anual.
Pero cada quien a lo suyo, ya ves, Tú no paras.
Ojala el próximo año sea menos sangriento que este agonizante -literalmente- 2010.
Feliz Año Nuevo ¡Masiiiiiita!, gracias por darme chance de compartir contigo a través de tus posts, siempre interesantes y agradables.
Cuídate, que estés muy bien y te vaya mejor cada día, luego nos leemos.
Rock on, Harry!
Un abrazo
Saludos y felices fiestas!
inches chamacos...