The full Monty
I just met a wonderful new man. He's fictional but you can't have everything.
(Cecilia, La rosa púrpura de El Cairo)
En una fiesta de cumpleaños que organicé o la que asistí o algo, hace un par de años, estuvimos mis amigas, las Soccer Moms, platicando un buen rato hasta que algo nos distrajo: era la visión maravillosa, casi gloriosa de un hombre muy muy muy guapo.
De inmediato las mujeres me preguntaron quién era tal sujeto y por los chicos que lo acompañaban pude saber que era el esposo de una de nuestras conocidas.
Lo invitamos a la mesa, claro, para que no se fuera a estar solo, pobrecito, y andando tantas mamás solas en las fiestas de cumpleaños, podría fácilmente ser víctima de alguna de ellas. Así que mejor que fuera víctima de nosotras que de otra cualquiera.
El hombre se sentó con nosotras y comenzó a seducirnos con su inteligencia. O sea, además de bello era inteligente. ¡Y había llevado a los niños a una fiesta!
Luego a alguien se le ocurrió preguntar por su esposa: “Está en casa. Tuvo una reunión anoche con sus amigas y se desveló. Mejor dejamos que durmiera otro rato y nos vinimos nosotros a la fiesta. Le vamos a llevar de comer porque de seguro se va a despertar con mucha hambre.”
Y justo en ese momento, cuatro calzones se cayeron al suelo.
No estoy inventando nada de esto. Ese hombre existe.
Me acordé de él porque esta semana Fefé llevó a Harry a una fiesta de cumpleaños.
Y es que yo no sé qué tienen los papases contra las fiestas infantiles.
Bueno, sí sé. Las mamases sentimos lo mismo pero nos lo callamos para llevar a las criaturas a que se cansen, digo, diviertan un rato. Y tratamos de sacarle el mayor partido.
Yo no me puedo quejar.
En la medida de lo que le era posible, Fefé estuvo al pie del cañón en las fiestas, divirtiéndonos en medio de la horda de niños salvajes que corrían a nuestro alrededor, que tiraban refrescos sobre nosotros, que gritaban como poseídos… y ésos eran solamente los nuestros, había que tolerar a los otros también.
Pero esta fiesta fue su primera vez. Su primera vez solito y en forma voluntaria.
Tengo que darle una estrellita.
Se ha graduado como papá, haciendo todo lo que las mamases y papases hemos de hacer.
Yo no sé qué va a pasar cuando termine su incapacidad. Ya hasta estoy pensando muy seriamente sacarlo de trabajar y dejarlo en la casa.
Qué cosa tan bonita, la verdad, es trabajar completamente despreocupada por la casa, los niños, los uniformes, las tareas, la comida, la ropa, y etcéteras.
Si bien en casa siempre hemos intentado equilibrar responsabilidades, Fefé en esta ocasión se ha sentido con la obligación de absorber todo lo doméstico. Tal vez porque mientras no trabajé de tiempo completo, fuera de la casa, y él sí (además de trabajar extra en sus bisnes) yo también traté de abarcarlo todo.
Me pregunto si los hombres que trabajan fuera del hogar, con sus esposas trabajando en casa, valorarán el trabajo que hacen o sólo dan por hecho que así debe ser.
Yo creo que ustedes no me pueden responder. Vivimos bajo otras circunstancias.
Lo que sí sé es que yo sí lo valoro. Enormemente.
He vuelto a ver al hombre de la fiesta. Es gerente de un banco al que ocasionalmente tengo que ir.
No es tan guapo (nuestra percepción fue efecto de una ilusión visual causada por su aparición en la fiesta en compañía de sus hijos, y la falta de café)
Mi hombre sí lo es.
Mucho mucho más.
Todo el paquete.
(Cecilia, La rosa púrpura de El Cairo)
En una fiesta de cumpleaños que organicé o la que asistí o algo, hace un par de años, estuvimos mis amigas, las Soccer Moms, platicando un buen rato hasta que algo nos distrajo: era la visión maravillosa, casi gloriosa de un hombre muy muy muy guapo.
De inmediato las mujeres me preguntaron quién era tal sujeto y por los chicos que lo acompañaban pude saber que era el esposo de una de nuestras conocidas.
Lo invitamos a la mesa, claro, para que no se fuera a estar solo, pobrecito, y andando tantas mamás solas en las fiestas de cumpleaños, podría fácilmente ser víctima de alguna de ellas. Así que mejor que fuera víctima de nosotras que de otra cualquiera.
El hombre se sentó con nosotras y comenzó a seducirnos con su inteligencia. O sea, además de bello era inteligente. ¡Y había llevado a los niños a una fiesta!
Luego a alguien se le ocurrió preguntar por su esposa: “Está en casa. Tuvo una reunión anoche con sus amigas y se desveló. Mejor dejamos que durmiera otro rato y nos vinimos nosotros a la fiesta. Le vamos a llevar de comer porque de seguro se va a despertar con mucha hambre.”
Y justo en ese momento, cuatro calzones se cayeron al suelo.
No estoy inventando nada de esto. Ese hombre existe.
Me acordé de él porque esta semana Fefé llevó a Harry a una fiesta de cumpleaños.
Y es que yo no sé qué tienen los papases contra las fiestas infantiles.
Bueno, sí sé. Las mamases sentimos lo mismo pero nos lo callamos para llevar a las criaturas a que se cansen, digo, diviertan un rato. Y tratamos de sacarle el mayor partido.
Yo no me puedo quejar.
En la medida de lo que le era posible, Fefé estuvo al pie del cañón en las fiestas, divirtiéndonos en medio de la horda de niños salvajes que corrían a nuestro alrededor, que tiraban refrescos sobre nosotros, que gritaban como poseídos… y ésos eran solamente los nuestros, había que tolerar a los otros también.
Pero esta fiesta fue su primera vez. Su primera vez solito y en forma voluntaria.
Tengo que darle una estrellita.
Se ha graduado como papá, haciendo todo lo que las mamases y papases hemos de hacer.
Yo no sé qué va a pasar cuando termine su incapacidad. Ya hasta estoy pensando muy seriamente sacarlo de trabajar y dejarlo en la casa.
Qué cosa tan bonita, la verdad, es trabajar completamente despreocupada por la casa, los niños, los uniformes, las tareas, la comida, la ropa, y etcéteras.
Si bien en casa siempre hemos intentado equilibrar responsabilidades, Fefé en esta ocasión se ha sentido con la obligación de absorber todo lo doméstico. Tal vez porque mientras no trabajé de tiempo completo, fuera de la casa, y él sí (además de trabajar extra en sus bisnes) yo también traté de abarcarlo todo.
Me pregunto si los hombres que trabajan fuera del hogar, con sus esposas trabajando en casa, valorarán el trabajo que hacen o sólo dan por hecho que así debe ser.
Yo creo que ustedes no me pueden responder. Vivimos bajo otras circunstancias.
Lo que sí sé es que yo sí lo valoro. Enormemente.
He vuelto a ver al hombre de la fiesta. Es gerente de un banco al que ocasionalmente tengo que ir.
No es tan guapo (nuestra percepción fue efecto de una ilusión visual causada por su aparición en la fiesta en compañía de sus hijos, y la falta de café)
Mi hombre sí lo es.
Mucho mucho más.
Todo el paquete.
Comentarios
Que bonito que Fefe sea mas guapo que el otro papá. =D
Se lee retebonito.
Saludo a los dos, que les vaya muy bien, luego nos leemos.
Los felicito
Cuida Fefé que aunque como el si hay otro -ejem...- ya lo ganó Trying.
XD
La Generala sigue con sus clases sabatinas de maestria, asi que yo sigo con mis sabados de papa soltero.
El sabado fuimos primero a comprar el regalo (libros, nosotros siempre tratamos de regalar libros) y luego nos fuimos juntos a la fiesta. Ya mas tarde nos cayo ahi la Generala.
Para serte sincero, yo si disfruto las fiestas. La mayoria son de hijos de amigos mios, asi que en realidad acaban siendo como las pedas que organizamos, pero mas temprano y sin alcohol.... ok... diferentes, pero chidas.
Tengo ya un rato que la manana de los sabados los pasamos juntos solo La Bodoque y yo. Al principio pense que iba a ser dificil, sobre todo porque si he dejado de hacer algunas cosas. Pero la verdad, lo disfruto tanto, que cuando la Generala termine su maestria no se como le voy a hacer para que nos dee los sabados para nosotros.
Por cierto, es bien botana llevar a tu hija los sabados solos a desayunar... te topas a los papas y mamas solteros/divorciados y es un show que luego platicare
Besos Ministry.