El San Lunes...
...es más cabrón si recién regresas de vacaciones y no querías volver.
¿Quién querría? Las camas de ese hotel son mejores que las mías; el calor es paliable; el uso de cierta ropa es una opción, no una obligación; el reloj es un artículo superfluo y todo lo que se necesita para disfrutar del día, cabe en una bolsita. También es opcional la bolsita, porque el libro se puede traer en la mano.
Hubo una vez, hace un montón de años, en que el bloqueador solar era un desconocido. También los googles. Uno se hundía en el agua a ver los peces que las olas traían sin sentir los ojos ardiendo. La piel roja era señal de buena salud. No existían marejadas ni tsunamis ni banderas que avisaran que en la playa había aguamalas. Las aguamalas eran parte de la experiencia.
Algunas cosas han cambiado.
Otras permanecen.
Quién sabe qué es lo que tiene el mar que nos atrae irremediablemente.
¿Metáfora del útero? ¿Materia primigenia?
No sé, pero es un absoluto.
Es inútil decir "Nomás me voy a mojar los pies".
No se puede porque apenas tus pies tocan el agua, el cuerpo entero se arroja al mar antes de que tu cabeza se dé cuenta que tienes sal y arena en lugares que ni siquiera acostumbras nombrar.
Los niños y el mar...
Ya Rainer Maria Rilke lo ha dicho. ¿Qué caso tiene explicar?
Y ahora, con algunos granos de arena aun en las sandalias y las maletas (y en el ombligo) nos preparamos para entrar de lleno a otro océano. Pero si Neruda de la oscuridad recoge sombras, yo también recogí mar para mucho tiempo.
¿Quién querría? Las camas de ese hotel son mejores que las mías; el calor es paliable; el uso de cierta ropa es una opción, no una obligación; el reloj es un artículo superfluo y todo lo que se necesita para disfrutar del día, cabe en una bolsita. También es opcional la bolsita, porque el libro se puede traer en la mano.
Hubo una vez, hace un montón de años, en que el bloqueador solar era un desconocido. También los googles. Uno se hundía en el agua a ver los peces que las olas traían sin sentir los ojos ardiendo. La piel roja era señal de buena salud. No existían marejadas ni tsunamis ni banderas que avisaran que en la playa había aguamalas. Las aguamalas eran parte de la experiencia.
Algunas cosas han cambiado.
Otras permanecen.
Quién sabe qué es lo que tiene el mar que nos atrae irremediablemente.
¿Metáfora del útero? ¿Materia primigenia?
No sé, pero es un absoluto.
Es inútil decir "Nomás me voy a mojar los pies".
No se puede porque apenas tus pies tocan el agua, el cuerpo entero se arroja al mar antes de que tu cabeza se dé cuenta que tienes sal y arena en lugares que ni siquiera acostumbras nombrar.
Los niños y el mar...
Ya Rainer Maria Rilke lo ha dicho. ¿Qué caso tiene explicar?
Y ahora, con algunos granos de arena aun en las sandalias y las maletas (y en el ombligo) nos preparamos para entrar de lleno a otro océano. Pero si Neruda de la oscuridad recoge sombras, yo también recogí mar para mucho tiempo.
Comentarios
Curiosamente ayer estaba pensando en postear algo sobre el san lunes, pero será para la otra
Felicidades por tus vacaciones, se ve que traes bastante buena energia, esperamos seguirla recibiendo aqui a traves de tus letras.
Saludos.
y que feo es el lunes,
bienvenida!
yo llegue hoy
Eso me han dicho, Negra, pero mar es mar y hay que agarrarse de lo que uno tiene a la mano.
Qué tal te fue, Ann? Chido el viaje?