No soy una persona de andar abrazando bebés.
Seguramente se lee tan mal como se escucha pero ni modo de andar contando mentiras.
Y debe leerse más mal debido a que viene de una mujer con dos hijos que alguna vez fueron bebés.
Yo agradezco enormemente todos los abrazos que mis amigos regalaron a los enanos cuando eran pequeñitos, pues lo hicieron desinteresada y sinceramente.
No suelo cargar a los bebés de mis amigas y ojalá no se hayan dado cuenta de este defecto que tengo de fabricación.
Mi relación con ellos empieza ya cuando tienen un año o dos, ya que nos hemos tratado y conocido lo suficiente como para aceptarnos con nuestros mutuos defectos.
El amor maternal lo concibo como el resultado de un proceso de conocimiento entre madre e hijo y no como un don que se nos dé por el simple hecho de tener útero.
Claro, hay mujeres muy idealistas que quieren al productín apenas salido de sus dentros, seguramente porque sintieron que lo conocían desde que vieron la primera sonografía. Hay otras mujeres, más racionalistas, cuyo amor se desarrolla con el tiempo y la relación. Pertenezco al segundo grupo.
Creo.
Porque todavía no entiendo cómo es que esta tarde me puse a llorar sin consuelo por el deseo de abrazar a una nenita que acaba de nacer y que se encuentra del otro lado del mundo.
Seguramente se lee tan mal como se escucha pero ni modo de andar contando mentiras.
Y debe leerse más mal debido a que viene de una mujer con dos hijos que alguna vez fueron bebés.
Yo agradezco enormemente todos los abrazos que mis amigos regalaron a los enanos cuando eran pequeñitos, pues lo hicieron desinteresada y sinceramente.
No suelo cargar a los bebés de mis amigas y ojalá no se hayan dado cuenta de este defecto que tengo de fabricación.
Mi relación con ellos empieza ya cuando tienen un año o dos, ya que nos hemos tratado y conocido lo suficiente como para aceptarnos con nuestros mutuos defectos.
El amor maternal lo concibo como el resultado de un proceso de conocimiento entre madre e hijo y no como un don que se nos dé por el simple hecho de tener útero.
Claro, hay mujeres muy idealistas que quieren al productín apenas salido de sus dentros, seguramente porque sintieron que lo conocían desde que vieron la primera sonografía. Hay otras mujeres, más racionalistas, cuyo amor se desarrolla con el tiempo y la relación. Pertenezco al segundo grupo.
Creo.
Porque todavía no entiendo cómo es que esta tarde me puse a llorar sin consuelo por el deseo de abrazar a una nenita que acaba de nacer y que se encuentra del otro lado del mundo.
Comentarios
Esas madres las traemos en el codigo genetico.
Sanbond, ha de ser lo segundo. Y es que de alguna manera la decisión de ir o no ir a verlos recae en mí tan irresponsablemente... me pega.
Ya mejor me callo porque me estoy oyendo bien fea? Díganme cuándo detenerme por favor.
Pienso que el estar levantada toda la noche cuidando el sueño de mis infantes no era necesariamente por amor, era responsabilidad. Se te confirieron, cuídalos. Habría dado mi vida por ellos pero por ternura, afecto y responsabilidad. No he llorado más en mi vida que aquella tarde en que esperábamos una operación para William, de tres semanas de nacido,y que no había hora designada para la operación y William tenía ya seis horas sin comer, y lloraba de hambre.
Fue después, gracias a esas noches larguísimas, que aprendí a amarlos, no sólo en una forma abstracta e idealizadora. Nos aprendimos a amar mutuamente en forma real.
No me había dado cuenta de eso hasta ahora, con la experiencia de ver otros bebés.Saludos a tu esposa. Pocas mujeres admiten l que ella te confió.
Así que aunque suene o se lea impactante es o debería ser, perfectamente comprensible
Onde está eso pa´buscarle arreglo?