Memorias de mis gordas golfas
- Llegaste muy tarde anoche.
- Me trajeron. Ni modo de andar apurando a mi conductora designada para que me trajera a la hora que a mí se me diera la gana.
- ¿Quién te trajo?
- La Srita. L.
- Me pareció ver que te bajabas del Chevy de M.
- Viste mal. Me bajé del Monza de L. Además que ibas a andar viendo, te medio asomaste cuando me abriste la puerta y en eso L arrancó.
- Eran casi las cinco de la mañana.
- Eran las 4:18. Salimos de casa de M a las 3, repartimos dos gordas antes de que me dejaran a mí.
- Mmm...
- "Mmm" qué...
- No sé.
- Mira. No sé para qué te ando explicando, pero ahí va. Somos unas ñoñas. Usualmente nos reunimos y para las 12 de la noche ya estamos cabeceando o con frío o al otro día tenemos trabajo o qué sé yo. Pero anoche, por alguna razón, todas teníamos mucho que hablar. La noche estaba agradable, teníamos vino, botanitas, chismes... A la una que me hablaste quise pedirte que fueras por mí, pero se me hizo que tendrías que rodear mucho y estabas cansado. Además según yo, ya no faltaba mucho para que nos fuéramos. Pero no fue así.
- No sé si creerte.
- ...
- ...
- ¿Sabes qué, cabrón? Me fui de golfa.
Pues sí, verdad. Quien me tiene de mensa dando explicaciones.
- Me trajeron. Ni modo de andar apurando a mi conductora designada para que me trajera a la hora que a mí se me diera la gana.
- ¿Quién te trajo?
- La Srita. L.
- Me pareció ver que te bajabas del Chevy de M.
- Viste mal. Me bajé del Monza de L. Además que ibas a andar viendo, te medio asomaste cuando me abriste la puerta y en eso L arrancó.
- Eran casi las cinco de la mañana.
- Eran las 4:18. Salimos de casa de M a las 3, repartimos dos gordas antes de que me dejaran a mí.
- Mmm...
- "Mmm" qué...
- No sé.
- Mira. No sé para qué te ando explicando, pero ahí va. Somos unas ñoñas. Usualmente nos reunimos y para las 12 de la noche ya estamos cabeceando o con frío o al otro día tenemos trabajo o qué sé yo. Pero anoche, por alguna razón, todas teníamos mucho que hablar. La noche estaba agradable, teníamos vino, botanitas, chismes... A la una que me hablaste quise pedirte que fueras por mí, pero se me hizo que tendrías que rodear mucho y estabas cansado. Además según yo, ya no faltaba mucho para que nos fuéramos. Pero no fue así.
- No sé si creerte.
- ...
- ...
- ¿Sabes qué, cabrón? Me fui de golfa.
Pues sí, verdad. Quien me tiene de mensa dando explicaciones.
* * * * *
Cómo no íbamos a tener cosas qué hablar si la Srita. R recién había regresado de México, de ir a juntar puntos. No era coqueteo, sino acoso. Así que no quiso consumatum. Pobre R, tiene una cara de linda persona y de buena gente, que engaña a cualquiera. Así que le salen pretendientes de todos lados, pero todos bien decentes. Un desperdicio.
La Srita. L y yo no tuvimos mucho que contar, excepto nuestra salida de la semana anterior, cuando fuimos a lo que se suponía era una reunión de gente grande porque iban a tocar pura música retro. Cometimos dos errores: uno, asumir que irían contemporáneos nuestros. El lugar estaba lleno de pubertos. Dos, llevar a nuestro amigo gay. No sólo la pasó criticando nuestra poca asertividad, la ropa que llevábamos, el lugar que habíamos elegido para sentarnos, sino que además le gustaron los mismos que a mí, y por alguna razón él me lleva la ventaja.
Pero ya le dijimos, última vez que lo sacamos.
Nuestra amiga A pudo asistir a la reunión, y pensando en su estado embarazoso pensamos que no le interesaría entrar al concurso, por lo que le propusimos fuera la interventora.
Nos mandó mucho a la chingada, y nos pidió que buscáramos a otra pendeja, que ella pasaba.
Uno que piensa en ella...
L está pensando en dejar el concurso. Dijo que ella está muy pendeja, que podía ser la interventora que buscamos. Y por más que la animé a que no se resignara, decidió compartir con nosotras un secreto... nomás pa que viéramos lo pendeja que era...
Hace algunos años, probablemente unos cinco, L se fue de vacaciones a Cuba... con A, amigo de la universidad y el musulungo más asedidado de la facultad. No eran novios. Sólo amigos. El primer día de estancia en Cuba, los mandaron a un cuarto con una sola cama, debido a unas reformas en las habitaciones. Tuvieron que dormir juntos.
- ¡Y luego! ¡Y luego!
- Pos nada.
- Como que nada... dormiste con A. ¡En la misma cama!
- Sí. Y nada.
- ...
- Al otro día, nos mandaron a un cuarto con dos camas. Y A se pasó a mi cama en la noche...
- ¡Y...!
- Y dormimos abrazaditos.
- ¿Qué? ¿Ni una nalguita le agarraste?
- Nada.
- Pero no falla. Te acomodas de cucharita, levantas la colita, te acomodas... ¡no puede fallar!
- Nada. Soy una perdedora.
R no se ha podido reponer del shock. Tenemos mucho qué hacer por la autoestima de L.
* * * * *
- Lo siento. Claro que te creo.
- Mmm...
- Es que estaba muy preocupado.
- Si hubieras estado preocupado me habrías hablado al cel.
- Es que... de todos modos era muy tarde y ya estaba dormido y muy cansado.
- Ora resulta, tú puedes llegar a la hora que se te dé la gana y yo no. Tú puedes estarme hablando por teléfono y despertándome cuando andas fuera y no hay problema. ¿Qué clase de relación equilibrada es ésa? O sea, que porque soy mujer me friego y tengo que llegar a mi casita a las diez de la noche porque si no, mi maridito se enoja y...
- ¡Ya! Quería coger, ¿ok?
Ni pedo, la verdad siempre triunfa.
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