Siempre sí pasan cosas

... nomás que es difícil darse cuenta.

Quería narrar el partido de fútbol donde el equipo de Harry perdió 9-0. Quería describir el rostro de Harry, con sus labios temblando y sus ojos apretados para que no se le salieran las lágrimas. También quise describir a los rubios y altos jugadores del otro equipo, con sus rizos brillando al sol y a nuestros pequeños jugadores tratando de alcanzar el balón.

Quise escribir sobre la escuelita de fútbol a la que fuimos después, con el entrenador que se parece a Benjamin Bratt.

Quise gritar que no soy cursi y que mi colección de sirenas será kistch, pero no cursi.

Me hubiera gustado hablar del nada ortodoxo día de las madres que padecí, y de las flores, los abrazos y Denise de Kalafe.

Pero pasan cosas, tristes, que te quitan las ganas de hablar de cualquier cosa.

Y aparte de todo, hoy atropellaron a la Gandalfa. Tiene la cadera fracturada y esta tarde nos dicen si necesita cirugía o sólo reposo. Y si requiere cirugía, mejor sería ponerla a dormir. (Hay muy poco de ético en poner a dormir a un animal que no tiene la menor posibilidad de expresar su consentimiento).

Chale.

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