Después del maratónico encierro en el curso del sábado, pude deducir las dos opiniones que mi jefe tiene de mí:

1. Estoy de acuerdo contigo, pero estás equivocada.
2. Tienes razón, pero no pienso lo mismo.

Ante tamaño razonamiento, únicamente pude responder de la siguiente manera:
Phhhhhtttffffffsss.....
(
onomatopeya de una larguísima y soberana trompetilla.)
Es la única manera de ganar.

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