¿Qué pedo?



Así me quedé yo con un pequeño incidente que sucedió esta mañana.
Pero este incidente se remonta a hace una semana, cuando cierto grupo bancario se dignó a enviarme la reposición de mi tarjeta de la mano de un mensajero curioso que asomó su cabezota a la sala de mi casa y dijo ¿Le gustan las sirenas? (esto a razón de dos cuadros que tengo en mi casa y que ya presumiré en su momento) Tengo un amigo que pinta.
Yo terminé de firmar, le dije , qué bien. Luego se fue.
Olvidé este pequeño encuentro, hasta esta mañana.

Tocaron a la puerta, abrí y de nuevo una cabezota se asomó y se dio por iniciado un diálogo más o menos así:
- ¿Se acuerda de mí?
- ...mmm... el mensajero.
- Sí, ¿cómo le va? ¿Se acuerda que le platiqué de un amigo pintor, que estudia pintura y pinta (por si a alguien no le había quedado claro)?. Le platiqué de usted y sus pinturas y dijo que él con mucho gusto le pintaba unas sirenas.
- Este, mire... estas pinturas fueron un regalo, y la verdad no tengo dinero para pagar un cuadro en este momento.
- Espere, es que no me expliqué. ¿Usted es la sirena, verdad? (Juar! juar!) Mi amigo lo que quiere es que usted pose desnuda para él y él le regalaría las pinturas.
- ..............................Verá usted. Sí, yo soy la sirena. Y la verdad es que tengo firmado un contrato de exclusividad con este pintor. Si se me ocurre posar para alguien más, podría ser demandada y expulsada de todos los círculos intelectuales, artísticos y culturosos de la comunidad. Así, que... ¿qué tal si viene en el 2011 y me vuelve a hacer esta propuesta? Todavía me faltan cinco años, pero después de eso soy un alma libre.
- Eh... sí, claro. Yo le digo a mi amigo.
- Vaya, buen hombre, vaya. Y gracias.

...¿qué pedo?

* * * * *
¡Basta de rascarme el ombligo!
¡Basta de beber cerveza, y comer hasta el hartazgo!
¡Basta de días libres!
A trabajar, señores.
Después de cuatro días de incontrolable frenesí, amigos borrachos y maridos incendiarios, el saldo a favor fue:
Historias de mujeres malas. De Naief Yehya (me remonta a mi época de servicio social, cuando conocí a Fefé y lo único que tenía qué hacer era leer el Uno más uno. Me gustaban la crítica cinematográfica de Yehya.
Nosotros sexo... ¿y usted? De Vivianne Hiriart (¿alguien sabe si es pariente de Hugo Hiriart?
Y La isla del tesoro de Robert Louis Stevenson.
No pienso leerlas al mismo tiempo. Temo confundirme como la vez que leí Juliette y Justine de el Marqués de Sade al tiempo que leía Charlie y la fábrica de chocolate.
Hay algunas otras cosas en el saldo a favor, como cierto video de cierta persona bailando La movida de Verónica Castro, algunas fotografías altamente incriminatorias; otras que no lo son tanto, pero que son tan aburridas que los involucrados me odiarían por postearlas.
Sólo me resta desear un año mejor al que acaba de pasar y un mensajero que quiera verme posar desnuda para un amigo.
Gracias a todos por sus felicitaciones, comentarios y presencia en este blog.

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