Bebióme un burro
y mióme luego.


Francisco de Quevedo.

Y si lo piensan, es peor ser miado a que te echen una miada encima.
O sea, la frase de "Nomás falta que me mee un perro" no expresa en su totalidad el desastre que ha sido mi vida en los últimos días.

En algunos aparatos como celulares, cámaras fotográficas, de video, y otros enseres delicados, existe una pequeña y delgada película plástica que sirve para proteger estas madriolas.
Uno ve el plastiquito y no desea quitarlo. Pero de repente una orilla se levanta apenas un milímetro y la tentación de terminar de desprenderlo es enorme.
Se puede hacer uno tonto unos minutos. Luego separa el plastiquito un milímetro más, pero rápidamente lo vuelve a pegar.
Sabemos que tarde o temprano lo quitaremos por completo.
Pero también sabemos que justo en el momento en que terminemos de desprender el plastiquito, nuestro aparatejo irá cuesta abajo.

No sé en qué momento de esta semana se me ocurrió arrancarme el plastiquito.

Volvió la ballena.

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