Oh Christmas tree, oh Christmas tree!

No habíamos puesto el árbol de navidad, no por desidia o flojera, no vaya usté a creer.
Tenía una buena razón para no andar de alborotada desde el 20 de noviembre con lo del arbolito.
He aquí la razón:


Hay una razón más.
De alguna manera Alex y Darío guardan impresiones de su época posterior al gateo, previo al caminar, en que la abuela les prestaba el matamoscas para matar esferas. Son niños excelentes, pero hay recuerdos que condicionan tu vida de por vida.
Así que, qué caso tenía adornar un árbol si iba a estar en el suelo al día siguiente.
Ya es 23 de diciembre. Si tenemos suerte el árbol de este año estará de pie todavía la mañana del 25.



Y una última razón: no teníamos árbol.

El año pasado compramos en un vivero un pino de verdad. Lo pusimos en una maceta, lo metimos a la casa y lo adornamos. La idea era transmitirles a los niños la imagen de un árbol vivo con todo lo que ello representa. La mañana del 25 lo sacaríamos de la maceta y lo llevaríamos a plantar.
Desgraciadamente no tenemos lo que los gringos llaman "green thumb". Somos culpables de ecocidio. El chingado árbol se murió junto con todas las enseñanzas que suponíamos nos traería la experiencia.

No más sentimientos de culpa.
No más árboles sintéticos tirados por el suelo.
He aquí el resultado final:


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