Todo tiene un límite

Irma es una mujer que trabaja en la tiendita escolar.
En una que otra ocasión, Irma viene a casa a ayudarme con los quehaceres y es cuando tenemos oportunidad de platicar.
Ya me había contado que se estaba separando. Esta vez me platicó otros detalles.
La historia clásica: él, desempleado y sin intención de trabajar. Ella, aportando todo su trabajo para mantener una casa y tres hijos. Y él, además, manteniendo una relación con otra mujer.
Él pareció querer rectificar. Ella no aceptaba sus disculpas.
Salió un día de su casa al trabajo y consideró perdonarlo.
Cuando regresó, encontró sus pantalones rotos de un lado o de otro, con jirones aquí y allá.
Él siguió insistiendo por el perdón.
Pero, la ropa de una... hay cosas que no pueden disculparse.

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