En las nubes

Sólo hacen falta cinco días por las nubes para ya no quererte regresar.

Hace ocho años anduvimos por Cloudcroft, nomás de pasadita durante un viaje relámpago por carretera. Nos habíamos prometido regresar.
Increíble que nos haya llevado tanto tiempo un lugar tan cerca de nosotros.
Pero lo hicimos.
Nos quedamos en un hostal, conocimos gente hermosa, aprendimos a esquiar y gastamos toda nuestra fortuna en chocolate caliente.
En cinco días anduvimos entre el desierto y las nubes.









Tristemente me fue insuficiente.
Mis adolescentes cada vez tienen vidas más propias y privadas.
Pasar cinco días sin otra cosa más que hablar con ellos fue excelente.
Una de las tardes, explorando una tienda de antigüedades, William me regaló una confesión: "Quiero mucho a mi novia. Es muy dulce." Así, de la nada y sin decir agua va.
Otro día, Harry y yo la pasamos hablando de cosas completamente banales. Con Harry todo es intenso y disfruté un rato de la superficialidad de un chisme escolar.

Ya quiero agarrar carretera otra vez.
He leído que Cloudcroft es hermoso todo el año.
Esta vez no tengo ganas de esperar ocho años para disfrutar de algo que quiero hacer.

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