Nunca Charlotte
Común es en estos días ir al cine y encontrar grupos de mujeres entrando a ver Sex and the City y salir confundiendo los aparadores de Sears con las boutiques de la Quinta Avenida.
Las mujeres nos agrupamos y muchas veces de cuatro en cuatro. Cuatro somos Coger y el Ransho; cuatro, las Muchachas del Fútbol y regularmente, cuatro mis Golfas Gordas.
Somos de acuerdo al contexto.
Cuando estoy con mi Carrie particular, me convierto en Miranda, ahogada en el trabajo y las obligaciones familiares. Otras veces soy Carrie, cuando sólo puedo entender y entenderme a través de las palabras y la escritura. Y otras tantas soy Samantha. Quisiera poder serlo más a menudo. Pero nunca Charlotte. Y me daba gusto.
Ahora, en medio de proyectos de construcción y remodelado de mi casa, quisiera encontrar algo de ella en mí, ¡pero no hay nada! Nananina, dijo Virulo.
Algó faltó en mi infancia. Mi mamá debió alentarme a jugar con sus pinturas. ¡Qué alentarme, obligarme, chingao, que eso hacen las niñas y para eso están las pinturas de mamá sobre el tocador! Pero no lo hizo y ahora soy este desastre.
¿Que no es cierto?
Ésta es mi bolsa de maquillaje, y por maquillaje entiéndase polvera, delineador y labial.
Las mujeres nos agrupamos y muchas veces de cuatro en cuatro. Cuatro somos Coger y el Ransho; cuatro, las Muchachas del Fútbol y regularmente, cuatro mis Golfas Gordas.
Somos de acuerdo al contexto.
Cuando estoy con mi Carrie particular, me convierto en Miranda, ahogada en el trabajo y las obligaciones familiares. Otras veces soy Carrie, cuando sólo puedo entender y entenderme a través de las palabras y la escritura. Y otras tantas soy Samantha. Quisiera poder serlo más a menudo. Pero nunca Charlotte. Y me daba gusto.
Ahora, en medio de proyectos de construcción y remodelado de mi casa, quisiera encontrar algo de ella en mí, ¡pero no hay nada! Nananina, dijo Virulo.
Algó faltó en mi infancia. Mi mamá debió alentarme a jugar con sus pinturas. ¡Qué alentarme, obligarme, chingao, que eso hacen las niñas y para eso están las pinturas de mamá sobre el tocador! Pero no lo hizo y ahora soy este desastre.
¿Que no es cierto?
Ésta es mi bolsa de maquillaje, y por maquillaje entiéndase polvera, delineador y labial.
Esto es una parte de mi muy especial vajilla:
Cuando gusten un cafecito. Lo tengo en sabores Nosrobamosunboletoparalafunción, Niñofrancésbautizado, Intercambionavideñodeoficina, Nocheestrelladayrayada e Ídolomuertoconcilantroadentro (esta taza también tiene ciertos usos de almacenamiento dentro del refrigerador).
En mi trabajo, frente a la lap top y en la cama, me siento como pez en el agua. Visito mueblerías y tiendas de decoración y me aterro. Soy una de las personas que dan razón de existir a diseñadores, decoradores y asesores de estilo.
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Ni un ápice de Charlotte en mí. Algo falta en mis cromosomas. ¿Seré acaso un engendro de la naturaleza? ¿Una quimera tal vez? No lo sé, pero mi situación estético-espacial es muy triste.
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