Noche de fantasmas

Tuve un domingo y lunes triste. Crudo y triste. No sé si exista una palabra en algún idioma que defina la sensación de salir a beber, deprimirte mientras bebes y quedarte con la cruda y con la tristeza los dos días siguientes.
El sábado salimos a La Antigua. Ese era todo el plan: ir temprano a comer y beber un par de cervezas. Luego no sé qué sucedió porque salimos de ahí, pasamos por un café, luego por mezcales, cruzamos la calle por sotoles, llegamos a una cantina por caguamas y terminamos nuevamente en un café, del cual por cierto tengo todo grabado en mi memoria, menos el café que me tomé. Tengo una laguna de ese momento.
En el transcurso me encontré con una máquina registradora antigua que me recordó a mi papá. Le encantaba ver esas máquinas. Sentía un gran orgullo de trabajar para la empresa que las había patentado. Y como ya traía encima tres arrancadores, dos mezcales, tres sotoles y la caguama, me permití sentirme muy triste. De ahí cruzamos al café y vi a Luis en cada cuarto. Todavía no resuelvo a Luis. En mi nivel racional de pensamiento, sigue de viaje. Cruzando el centro rumbo al auto, pasamos por el estudio y recordé a René. Y apenas dos calles después, estaba la casa donde Paty vivió por unos meses.
A la una de la madrugada llegué a darme un baño y llorar bajo la regadera como hacía mucho no lo hacía.
Amanecí triste. Y cruda. Si sólo hubiera sido la cruda, habríamos sabido resolverlo. Pero Fefé estaba muy confundido. No sabía si llevarme por un caldito o qué. Me llevó a comprar cosas, solución que es siempre muy bienvenida pero no, no funcionó (temo mucho haberme descompuesto irremediablemente).
Ya es martes y mi voluntad dice que óraleestoschequesnosevanahacersolos. Mi cabeza dice teacabandedarunapromociónyunaumento. Mi corazón no dice nada porque está muy sacado de onda con tanta permisividad que le di y apenas intenta reajustarse.
Supongo que debo dejar que siga. 
(Pero un rato nada más porque no se pinchis manda solo).




Comentarios

Entradas populares