Mano derecha
Ya estoy en mejor control de mi brazo derecho. Todavía duele un poco y en mi hombro me van a quedar tres cicatrices, lo cual me tiene muy contenta porque me voy a parecer a River Song y eso está chido.
En otro orden de ideas, ya pasó la navidad.
Nos tocó peregrinar con la familia. Y el hijo mayor nos desafanó para irse a casa de su Ex-ex. O sea, ya no es su ex. Ya regresaron. Y ni siquiera tuvo que cantarle la canción que compuso para ella, lo cual es bueno porque William no es precisamente dotado musicalmente hablando.
Estuvo lindo ir con la familia, sobre todo los que tienen hijos pequeños. Me encanta verlos arrancar el papel de envoltura de sus regalos.
(El regalo de los hijos este año cupo en una tarjetita de 7x5 cms. Triste.)
Mi regalo de Fefé estuvo muy lindo, como cada año: una bolsa Tous, un perfume Chanel y una chalina de seda (sí, por supuesto que tenía que presumirlo). Ahora necesito que me lleve a un lugar donde pueda usar la chalina. Todavía tengo una guardada de un cumpleaños, que no he estrenado.
Yo le regalé un smartwatch y con eso creo que perdí para siempre a mi marido.
Los hijos recibieron algunas cosas que necesitaban y una lanita para que se compraran algo que quisieran o siguieran ahorrando.
Los gatos recibieron una torre de rascar. Sólo Tepache la usa. Amargados.
Los sobrinos y sobrinas recibieron libros. Soy esa tía. Un día lo agradecerán.
El viernes regreso al trabajo con mi brazo a medias.
Todavía me falta un mes de terapia y sé que va muy bien.
Por cierto, en mi video de la cirugía apareció un fantasma. Neta.
El doctor dijo que podía ser cualquier cosa, desde líquido no sé qué hasta sombras del video.
Pero ¿qué va a saber él?
Miren:
¿Lo ven? Con ropas largas y los bracitos levantados. ¿Acaso así se ve el líquido sinovial?
Tengo un fantasma dentro.
No puedo hacerme más cargo de mis responsabilidades porque todo podría ser obra del fantasma.
Yastá.
Me lanzo a cortarme el cabello (decisión que podría ser o no mía, ya nunca lo sabremos).
Que sigan teniendo maravillosas fiestas.
En otro orden de ideas, ya pasó la navidad.
Nos tocó peregrinar con la familia. Y el hijo mayor nos desafanó para irse a casa de su Ex-ex. O sea, ya no es su ex. Ya regresaron. Y ni siquiera tuvo que cantarle la canción que compuso para ella, lo cual es bueno porque William no es precisamente dotado musicalmente hablando.
Estuvo lindo ir con la familia, sobre todo los que tienen hijos pequeños. Me encanta verlos arrancar el papel de envoltura de sus regalos.
(El regalo de los hijos este año cupo en una tarjetita de 7x5 cms. Triste.)
Mi regalo de Fefé estuvo muy lindo, como cada año: una bolsa Tous, un perfume Chanel y una chalina de seda (sí, por supuesto que tenía que presumirlo). Ahora necesito que me lleve a un lugar donde pueda usar la chalina. Todavía tengo una guardada de un cumpleaños, que no he estrenado.
Yo le regalé un smartwatch y con eso creo que perdí para siempre a mi marido.
Los hijos recibieron algunas cosas que necesitaban y una lanita para que se compraran algo que quisieran o siguieran ahorrando.
Los gatos recibieron una torre de rascar. Sólo Tepache la usa. Amargados.
Los sobrinos y sobrinas recibieron libros. Soy esa tía. Un día lo agradecerán.
El viernes regreso al trabajo con mi brazo a medias.
Todavía me falta un mes de terapia y sé que va muy bien.
Por cierto, en mi video de la cirugía apareció un fantasma. Neta.
El doctor dijo que podía ser cualquier cosa, desde líquido no sé qué hasta sombras del video.
Pero ¿qué va a saber él?
Miren:
¿Lo ven? Con ropas largas y los bracitos levantados. ¿Acaso así se ve el líquido sinovial?
Tengo un fantasma dentro.
No puedo hacerme más cargo de mis responsabilidades porque todo podría ser obra del fantasma.
Yastá.
Me lanzo a cortarme el cabello (decisión que podría ser o no mía, ya nunca lo sabremos).
Que sigan teniendo maravillosas fiestas.
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