De bajada
Presbicia, dijo el doctor.
Y yo me defendí como pude.
-¿Presbicia? ¡Pero si apenas tengo 41 años!
-Presbicia. YA tienes 41 años.
Aprecio a mi doctor. Es mi oculista desde mis primeros lentes hace 25 años y ha sido el de mis hijos también.
Me gusta ir a verlo y que me platique que ya le llegó su colección de libros de José Emilio Pacheco, que me enseñe los recortes de sus colaboraciones al periódico y hasta que me ponga un disco que grabó en su clase de canto.
Aprecio a mi doctor, pero esto es una majadería.
Me dejó pensando que me tomó 41 años llegar hasta aquí pero lo que sigue es la cuesta de bajada, como bola de nieve.
Me quedé con la incertidumbre que menciona la canción:
“¿Cómo le vamos a hacer, pa´que las reumas nos dejen coger, para que la presbicia y la sordera, no nos condenen a vivir con enfermeras?” (Énfasis en lo primero)
Yo no quiero vivir con enfermeras, ni pagando cuidadores, ni cogiendo con dolores.
Pensando en el futuro, yo lo que quiero es un buen infarto repentino y me parece que con mis hábitos ahí la llevo para lograr el objetivo.
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