Ollitas quebradas
En momentos como éste aprecio profundamente mi falta de creencias religiosas.
De tenerlas, seguramente tendría que pasar por el proceso de estarme preguntando "por qué", "por qué a él", "por qué a nosotros", seguido por el reclamo a alguna deidad. Luego, según me cuentan, pediría perdón por mi falta de fe y enfocaría mi energía en pedir, rezar. Me dirían que esa divinidad es omnipotente, que tendría que rezar con más fervor, pero si las cosas no salieran según lo solicitado, tendría de todos modos que agradecer ya que todo pasa según la voluntad divina.
Y eso es demasiado complejo.
(Si pidiera algo y se me concediera, me sentiría tan enojada por todos aquellos que piden y no les dan nada.)
En este momento sin más creencia que en la vida, me siento triste. Pero no tengo nadie a quien culpar y eso es bueno. Tampoco tengo a quién reclamarle que mi padre, ese hombre que vivió sin vicios ni desvelos, tenga ahora cáncer pulmonar. No tengo a quién y no lo necesito.
Me siento triste. Y angustiada a veces cuando pienso en lo que viene.
Pero eso todavía no está aquí.
Ahorita aquí está mi padre todavía.
Lo que suceda será porque así es, porque así son las células y la mierda de aire que respiramos. Porque así es. Porque desde que nacemos nos vamos muriendo. Se nos escurre el tiempo.
Nada de esto es prueba de fe ni lección divina.
Sólo así es.
Es un alivio no creer.
De tenerlas, seguramente tendría que pasar por el proceso de estarme preguntando "por qué", "por qué a él", "por qué a nosotros", seguido por el reclamo a alguna deidad. Luego, según me cuentan, pediría perdón por mi falta de fe y enfocaría mi energía en pedir, rezar. Me dirían que esa divinidad es omnipotente, que tendría que rezar con más fervor, pero si las cosas no salieran según lo solicitado, tendría de todos modos que agradecer ya que todo pasa según la voluntad divina.
Y eso es demasiado complejo.
(Si pidiera algo y se me concediera, me sentiría tan enojada por todos aquellos que piden y no les dan nada.)
En este momento sin más creencia que en la vida, me siento triste. Pero no tengo nadie a quien culpar y eso es bueno. Tampoco tengo a quién reclamarle que mi padre, ese hombre que vivió sin vicios ni desvelos, tenga ahora cáncer pulmonar. No tengo a quién y no lo necesito.
Me siento triste. Y angustiada a veces cuando pienso en lo que viene.
Pero eso todavía no está aquí.
Ahorita aquí está mi padre todavía.
Lo que suceda será porque así es, porque así son las células y la mierda de aire que respiramos. Porque así es. Porque desde que nacemos nos vamos muriendo. Se nos escurre el tiempo.
Nada de esto es prueba de fe ni lección divina.
Sólo así es.
Es un alivio no creer.
Comentarios
La primera que me viene a la mente, es que muchas de las veces lo imaginamos mucho peor de lo que va a ser. No quiero decir que no sea difícil, pero ayuda más no imaginarse cosas que te torturen emocionalmente y tal vez ni se cumplan.
Otra, es que es francamente impredecible. De pronto la familia se ve rodeada de gente contándote experiencias de gente con terribles diagnósticos a lxs que les fue después bastante bien.
Más: todo mundo siente que se tiene que mostrar fuerte, principalmente la persona que está enferma. Llorar sirve bien cabrón, para todo mundo.
Con toda la sinceridad del mundo, deseo que tu papá se recupere, y para ustedes mucha fuerza durante el proceso. Y ya para terminar, comparto tu opinión. Es un alivio no creer.