Esta semana tuvimos las vacaciones de la escuela. Al menos la de una materia, porque uno de los maestros decidió que las vacaciones no eran lo suyo y asumió que lo de sus alumnos, tampoco. Así que debíamos trabajar esta semana pese a que dos integrantes del equipo se encontraban en alguna jungla o algún bosque o encerrados lejos del alcance de alguna red. La chica ecuatoriana y yo nos pusimos de acuerdo para avanzar y además convenció al maestro de dejarnos presentar el trabajo unos días después de la fecha.Tuve pues toda esta semana para avanzar con un contenido temático.
Pero el lunes y martes fue tremendo, con cursos y además la planeación presupuestal de mi departamento (sí, en marzo).
Y el miércoles, una salida fuera de la ciudad y por la noche me vi obligada a ir al cine.
Y el jueves, nos dejaron salir temprano. Qué bueno, porque por la noche me reuní a salsear con mis compas de la secundaria.
Viernes y sábado no iría a trabajar, así que tendría suficiente tiempo para la tarea.
Pero el viernes me pareció de mal gusto hacer tarea cuando no tenemos días de asueto muy a menudo en el trabajo. Por la noche no me desvelé con esto tampoco, porque el sábado me quería ir a desayunar con un amigo. La clase de desayunos que abarcan hasta después de la hora de la comida. Y después del desayuno tenía cosas que arreglar en mi casa para una carne asada.
Como ven, ocupadísima.
Finalmente hoy, me levanté decidida pero recordé que el pinche Windows 8 con el que venía mi lap top es una porquería y requería que William me pusiera la versión anterior. Esto se llevó un rato porque William se despertó a las dos de la tarde. Mientras tanto vi la tele y tomé café por la mañana. Porque para eso son los domingos. A las cuatro estuvo lista mi máquina. A las cinco me puse a trabajar.
Terminé a las cinco y media.
El trabajo que me tocaba no era nada del otro mundo.
Pasé toda la semana PREO-CU-PA-DÍ-SI-MA para terminar la tarea en treinta minutos.
Pfffft...
Menos mal que no fue una tarea difìcil, si no mejor me habría evadido en internet.
Imagen.
Pero el lunes y martes fue tremendo, con cursos y además la planeación presupuestal de mi departamento (sí, en marzo).
Y el miércoles, una salida fuera de la ciudad y por la noche me vi obligada a ir al cine.
Y el jueves, nos dejaron salir temprano. Qué bueno, porque por la noche me reuní a salsear con mis compas de la secundaria.
Viernes y sábado no iría a trabajar, así que tendría suficiente tiempo para la tarea.
Pero el viernes me pareció de mal gusto hacer tarea cuando no tenemos días de asueto muy a menudo en el trabajo. Por la noche no me desvelé con esto tampoco, porque el sábado me quería ir a desayunar con un amigo. La clase de desayunos que abarcan hasta después de la hora de la comida. Y después del desayuno tenía cosas que arreglar en mi casa para una carne asada.
Como ven, ocupadísima.
Finalmente hoy, me levanté decidida pero recordé que el pinche Windows 8 con el que venía mi lap top es una porquería y requería que William me pusiera la versión anterior. Esto se llevó un rato porque William se despertó a las dos de la tarde. Mientras tanto vi la tele y tomé café por la mañana. Porque para eso son los domingos. A las cuatro estuvo lista mi máquina. A las cinco me puse a trabajar.
Terminé a las cinco y media.
El trabajo que me tocaba no era nada del otro mundo.
Pasé toda la semana PREO-CU-PA-DÍ-SI-MA para terminar la tarea en treinta minutos.
Pfffft...
Menos mal que no fue una tarea difìcil, si no mejor me habría evadido en internet.
Imagen.
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