Recetas

Mi bote de basura del baño solía guardar por un par de días tubitos de cartón, empaques de shampoo y acondicionador vacíos, envolturas de jabón, esqueletos de desodorantes, rastrillos de rasurar y otros desperdicios que nunca supe bien cómo reciclar, si eso era posible.
Ver tanto plástico que llenaba el bote una o dos veces por semana me parecía triste y frustrante. Eventualmente me di cuenta de que existían los productos de higiene sin empaque y empecé a probarlos: shampoo, acondicionador, desodorante, loción humectante, todo en barras sólidas. Con el shampoo tuve que probar un par de productos porque el primero fue un poco resecante para mi cabello. Pero el segundo y tercero me cayeron bien. El acondicionador me funcionó bien hasta el tercer producto que probé. La loción humectante de maravilla a la primera. Y el desodorante, seguimos probando.
Con los desodorantes te topas básicamente con dos categorías de productos: los que te caen bien en la piel pero no hacen ni madre por el olor y el sudor, y los que funcionan mucho mejor que los comerciales, a costa de tu epidermis. Y es que básicamente todos los desodorantes que he visto contienen bicarbonato de sodio. Los que no, tienen otros elementos que en el pasado no me funcionaron mucho.
No me he dado por vencida. Me puse a buscar e investigar y he batallado porque hay mucho esoterismo y franca desinformación en muchos sitios donde existen recetas para preparar tus propios productos. Porque ahí terminé, si quiero un desodorante efectivo lo voy a tener que hacer yo misma.
En Pinterest encontré recetas. El 90% contienen bicarbonato, mencionan la palabra detox, y dicen que si te irrita es porque tu cuerpo no se ha desintoxicado de todo lo que le has hecho por años, que una vez desintoxicada te deja de irritar. Qué chingados.
Finalmente encontré una receta sin bicarbonato y decidí probarla. Hice una pequeña muestra con aceite de coco, manteca de karité, arrorruz y aceites esenciales. Y funcionó muy bien. Hasta que una semana después comencé a enrojecer y sentir mucha comezón. Al parecer ciertos aceites esenciales son irritativos, aunque no lo puedo asegurar ya que algunas personas dicen que los aceites esenciales son maravillosos e inofensivos y otras que hay que tener cuidado. A esas última les creo.
Ahora estoy probando otra receta. También contiene aceite de coco, karité y aceite de lavanda, un poco de cera de abeja para consistencia, vitamina E y óxido de zinc. El óxido de zinc es muy raro en esas recetas porque QUÍMICO. Pffftt… me leí unas investigaciones y lo usé. El periodo de prueba va bien. Hay control de olor, no mancha, no me ha irritado. Pero ya antes me han defraudado, así que voy a esperar más tiempo para darles conclusiones.
Lo que sí he estado haciendo son barras de loción humectante. Son la cosa más fácil del mundo y me encanta el aroma que dejan. También hice bálsamo labial con color. Pienso hacer experimentos con el acondicionador, comprando por supuesto el QUÍMICO que es el activo más importante para la desenredación. O sea, no. El vinagre no desenreda ni madre.
Más adelante a lo mejor hasta a la elaboración de jabón y shampoo le entro, por ahora sólo les ando manejando ingredientes que no me van a quemar la piel o los ojos.
¿Y saben qué? Es bonito esto. Comienzo a comprender a las mommy-bloggers antivacunas que viven con sus ocho hijos rubios en algún rancho en Estados Unidos. Bueno, no del todo, sólo la parte de disfrutar el mezclar ingredientes, probarlos y ver qué sale; el hacer cosas con tus manos cuando ya todo está hecho y te lo pueden entregar en la puerta de tu casa.
Pero por sobre todo, disfruto ver el bote de basura de mi baño vacío.


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