Reinicios y finales



Volví a las oficinas. Pensé que se sentiría más mal de lo que se sintió.
Nah, realmente no ha estado tan mal pero es que voy a extrañar tantas cosas. Comer con los hijos, por ejemplo; tomar mi café de la mañana en el patio, regar las plantas temprano, comer adecuadamente, tener tiempo de hacer ejercicio, hacer comida con calma, no andar a las carreras... son cositas, pero qué bien se sintieron los dos meses que estuve en casa. Al menos dejé algunos asuntos domésticos atendidos como los arreglos del patio y el frente, y el jardín que plantamos. 

También regresé a la escuela hace tres semanas. Será mi último trimestre porque ya por caridad, ya quiero hacer otra cosa que llegar a mi casa a seguir sentada frente a la computadora.

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Ayer pusimos a la venta la casita. La lona de Se vende aún no me afecta. Creo que el golpe lo sentiré cuando se venda y los nuevos dueños decidan cambiar el color del frente o lo que sea que me dé el golpe de realidad de que el lugar donde mis hijos jugaron y crecieron ya no es mío ni podré regresar a él jamás. 
Mientras se da este final, me entretengo con comienzos.
Compramos un terreno. Apenas ayer firmamos los papeles y nos hemos pasado el día intercambiando fotos de casas que miden cuatro veces más que la propiedad que adquirimos. Pero es emocionante pensar que ese pedazo de tierra es tuyo y que puedes poner ahí lo que quieras (lo que quieras excepto los puntos 3 al 21 de la guía residencial). Yo quisiera mínimamente un árbol y un asador e ir todos los domingos a ver el atardecer desde mi trozo de planeta. Es un bonito trozo de planeta. 

Inicios de cosas que luego serán finales.

¿Qué más hay?







Comentarios

Qué duro ha de ser. No queda más que hacerse a la idea de que las cosas llegan a su final. Mejores cosas vienen, incluyendo recuerdos para luego, igual de bonitos.

Estoy de vuelta!

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